En su última novela "El Escarmiento" (así con mayúscula, como si de un sustantivo alemán se tratase. O porque de eso iba el llamado Movimiento) Miguel Sánchez-Ostiz nos da cuenta de su memori a personal de la guerra a través de una crónica exhaustiva de/desde su Pamplona natal en los momentos de la conspiración de Mola, el alzamiento y la escabechina posterior. Una memoria, a veces tortuosa, pues proyecta desde el presente todas las sombras que desde su infancia ha vivido
in situ y ha podido imaginar entre archivos y lecturas de mucho años para recrear aquel ambiente no tan lejano. O no tanto como la parte vencedora pretende. Aunque sombras -señala MSO- más debidas al cinismo de los vencedores y "sus paladines, sus herederos, incluso entre la gente a la que todo esto le resulta indiferente".
El narrador se queja de una editora, "la Cárdigan", que desdeñó su "monumental trabajo sobre la guerra: 'esto no está de moda'; y haciendo correr las páginas del tocho como si fuera una baraja, añadió: 'Esto es decimonónico...además, el título no es muy original'. 'Qué tal
Las fosas, habría dicho Arana -un apócrifo, que no es otro que el propio autor.-. 'No, porque ese tema lo toca uno de mis chicos y eso es sagrado', le contestó la Cárdigan si no recuerdo mal".
Sin embargo, la producción comercial no cesa, películas blandas hasta el hastío, o deuvedés en los kioskos como el que el
el diario Córdoba, fundado en 1941 bajo el nombre de Diario Azul, sacaba el pasado domingo, el primero de una serie temática más. Lo cual contribuye a desgastar cualquier otra propuesta honesta y de un escritor de fuste como Miguel.
El documental, a precio de un euro más la compra del periódico, con el pretexto de las imágenes grabadas por el declarado franquista,
Russell Palmer, más conocido por este otro: "Defensores de la fe", de los frentes del norte tocado con su boina roja carlista, ensarta una ristra de tópicos y grandes mentiras, que prosperan o más bien reeditan (¡está producido en 2008!) triunfalmente la propaganda del régimen fascista , contra todo pronóstico en tiempos presumiblemente de democracia y de cátedras de historia ...(¡ay, ese venceréis, pero no convenceréis unamuniano!)....que deberían corregirlas. Esto es:
- La República instaurada no sigue los principios rusos del comunismo. Es más bien una democracia liberal, muy tibia a la hora de plasmar la justicia social, lo mismo en el campo que en la ciudad.
- 1936 no es un año negro del terror propagado por el comunismo que llega a España, sino de conflictos que nacen de las provocaciones de falangistas, señoritos y terratenientes tras la derrota inesperada en las urnas de su coalición bajo las siglas de la CEDA.
-
La guerra civil no fue inevitable y jamás puedes ser "necesaria"
Ni aquí ni en Roma ni en Constatinopla.
- Los generales golpistas NO habían trazado meticulosamente un plan para el buen fin del golpe, es decir, su rápido avance que evitara males mayores. Las "directivas, instrucciones, informes reservados..." que firma Mola, el Director, revelan por el contrario que el Escarmiento ha de ser ejemplar, como es sabido y MSO documenta abundantemente.
- El invasor no fue el comunismo, vía soviética. Ni las Brigadas Internacionales, fenómeno inusitado de movilización mundial en defensa del pueblo español,
que también quieren borrar. Como sentía Machado y otros concienciados escritores y ciudadanos la invasión fue alemana e italiana y la guerra fue dos siglos después una nueva guerra de independencia. Curiosamente, el éxito inicial dependió de las fuerzas moras que volvieron a cruzar el Estrecho como en aquel 711. La remenbranza me la han sugerido los perpetradores del mencionado documental. Sí que para la pureza cristiana tuvo que suponer una enorme contradicción, por no hablar del pillaje y
razzias consentidas que, sin duda, acrecentaron la confusión moral del nuevo Estado, según nos descubre Sánchez-Ostiz, ya desde los preparativos del alzamiento al mostrarnos la calaña de sus protagonistas.
Este apunte me sirvió para escribir
el artículo aparecido en Noticias de Navarra el 18 de julio.
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