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domingo, 11 de abril de 2010

La muerte de la literatura según Todorov




La Literatura en peligro

Tzvetan Todorov
Galaxia Gutenberg, 2009
109 págs., 16.00 €

En La literatura en peligro Todorov repasa sumariamente las relaciones entre literatura y comprensión del mundo. Cuestiones como la “el arte por el arte”, la autonomía de la obra, etc., han dado en dividir la producción entre una literatura de masas y una literatura elitista de críticos y académicos estudiosos.

Cualquier método de análisis que, olvidándose de su función, se entroniza como fin en sí mismo no sólo peca de reduccionista, sino de irresponsable. Nos lo dice alguien que en los ochenta había comenzado su desarraigo del corsé de los sistemas y las categorías. La Bulgaria comunista, confiesa que coartaba su libertad investigadora, por lo que se refugió en los estudios de la forma. Para evitar tanto una adhesión a la temática revolucionaria que no sentía, así como una desafección que tampoco practicaba. Llegado a París en 1963 profesionaliza su interés por los citados estudios: se afilia al círculo de Barthes, traduce al francés y compila a los formalistas rusos, ahonda en el estructuralismo, la filosofía del lenguaje y la semiótica. Sin embargo, a raíz de su creciente afinidad con los temas de la otredad, pronto pierde su afición por los aparatos analíticos establecidos. (Personalmente, en los 90 mi conocimiento se corresponderá con este “segundo Todorov”).

Esta toma de distancia se traduce en Crítica de la crítica (1984), cuidado embate contra la concepción inmanente de la literatura defendida desde hace 200 años por los románticos y sus innumerables herederos. Parecen olvidar, alega Todorov, que “La literatura trata sobre la existencia humana”.

Efectivamente, en 1750 -nos recuerda el ensayista- surge la Estética como disciplina (ciencia de la percepción) completando un giro, puesto que los cánones tradicionales se centraban en la Retórica (se aprendía cómo escribir). Como consecuencia muchas artes abandonan su servicio en iglesias o palacios instalándose en museos para ser contempladas por su solo valor estético. El famoso urinario de Duchamp se convertirá en obra de arte, por el mero hecho de trastocar su ubicación y destino. Lo cual no es de extrañar, dado que a principios del siglo XX el arte termina por romper su relación con el mundo. En parte, debido al impacto de las tesis de Nietzsche que niega la verdad o la validez de cualquier método para llegar a ella. No es casual su influencia posterior en filósofos como Heidegger, Gadamer y posmodernistas: Lyotard, Vattimo, Rorty...Se negará la mayor: no sólo la literatura no está legitimada como vía de conocimiento, sino que el discurso filosófico y científico se verán afectados por esa misma sospecha. Los “deconstruccionistas” los describirán como si fueran géneros literarios. Ahora bien, a Rorty Todorov le tiene bastante en cuenta cuando aquel propone en un estudio (Redemption from Egotism. James and Proust as spiritual exercices, 2001) la aportación de la literatura a nuestra comprensión del mundo. No como verdad o conocimiento, sino como cura para nuestro “egotismo” . “Lo que las novelas nos ofrecen no es un nuevo saber, sino una nueva capacidad de comunicación con seres diferentes de nosotros, y en este sentido participan más de la moral que de la ciencia” (p.88, La literatura en peligro).

Todo esto por contradictorio que nos parezca no deja de tener su coherencia. Equiparados todos los “relatos”, ante la esterilidad de cualquier propuesta filosófica, cabe, en cambio, otorgar al arte, además de su plus estético, una especie de iluminación “comunicativa”en un plano de “interacción subjetiva”. El siguiente paso sería recomendar las enseñanzas de Eurípides, Dante, Shakespeare o Cervantes sobre la condición humana antes que las de los más eminentes sociólogos o psicólogos.

En mi opinión, los excesos del formalismo académico, íntimamente ligados al nihilismo y solipsismo que también cita Todorov, han pervertido algunas claves bien armonizadas desde el Renacimiento, perfectamente retomadas en la Crítica del juicio (1790) de Kant. Lo bello no puede objetivarse, pero puede reconocerse y valorarse moralmente de forma consensuada por la comunidad.

Por lo demás, los peligros de la literatura no sólo tienen que ver con sus mercenarios exégetas. Evidentemente, la cultura audiovisual del pasado siglo, unido a las nuevas tecnologías del presente, incluso los nuevos soportes, condicionan su futuro tanto o más. Y conforma su propuesta de “fomento” de la lectura, incluso de aquella literatura que personalmente aborrece, un espíritu afín a las utopías rousseaunianas de la Ilustración basadas en la educación y progreso, actualmente, al menos en parte, cuestionadas.

En definitiva, conviene relativizar los peligros de la literatura y el arte. Ya en su tiempo Hegel pronosticó la muerte del arte, justo por lo contrario, "la apoteosis de la razón". Manejaba un concepto, Aufheben, con un doble sentido contradictorio en alemán, que por lo dicho antes nos viene de perlas. Aufheben quiere decir por un lado “superar en tanto que abolir. El arte y la literatura abolidos como lenguajes, trivializados. En cambio, Aufheben, superar” es también elevar a un estado superior su sentido, trascenderlo, conservarlo (¡en una 3ª acepción complementaria!) en otro nivel, no suprimirlo.

Por eso mismo, Schlegel con ironía relativizaba los virtuosismos de las formas. Lo cual como compartía el otro día, a propósito deensayo de Chirbes,no quiere decir que el autor deba despreciar la sabiduría literaria acumulada. Ni que su obra deba separarse del acervo universal de toda experiencia humana. De otra manera y durante la anomalía del franquismo lo dejó escrito en su pizarra el profesor de Estética, precisamente, José Mª Valverde, antes de renunciar a su cátedra: “Nulla aesthetica sine ethica. Ergo apaga y vámonos”.


lunes, 5 de abril de 2010

Desnudar las palabras del poder


Para Rafael Chirbes la tarea del escritor consiste en desnudar las palabras del poder. Como tal se aplica a ello lo mismo en sus novelas que en libros como éste donde repasa esta forma de entender el arte por encima del arte, como actividad humana que al cabo es. A Chirbes, como antes a Aub, la literatura le importa un bledo, podríamos decir para colmar la risa de sus felices antagonistas: “Me importan la libertad y la justicia”, escribió en Campos de los almendros, su más grande novela y una de las mayores de este siglo.

Entre los materiales para contar la vida Chirbes tiene en cuenta a los grandes novelistas como Balzac o Proust, lo mismo que ese panfleto de Marx que es el Manifiesto comunista o un poema, De rerum natura, de Lucrecio. Sin descartar su propia experiencia vivida.

Sobre todo Rafael Chirbes herido por la vida que le ha tocado en suerte busca entre nuestros clásicos para comprender el mundo y apreciar cómo lo han contado.

Su primera cala es La Celestina. Rojas rompe “con la pirámide social y el orden moral” al hacer hablar a los criados como los amos sin ser los bufones de turno. Inaugura la dialéctica de la sospecha desde abajo. A juicio de Chirbes, “convierte la lectura en un ejercicio de sospecha”. La tradición de los clásicos puesta en boca de la alcahueta Celestina, de criados con nombres cómplicemente clásicos y prostitutas resulta subversiva. Celestina, dueña también de las palabras, vive de su poder mistificador (“cáscara retórica para envolver las pasiones”). “¡Qué palabras tiene la noble!", dice Pármeno.


Frente al desnudo nihilismo de la Celestina, Cervantes nos propone “la fuerza de una idea” para “ayudarnos a seguir adelante en un momento en el que todo es inseguro y hostil”, cuyo sentido no se encuentra, sino que se construye.

Don Miguel es hombre que está en los márgenes, mira desde el resbaladizo lugar que es a la vez dentro y fuera. El fantasma de la sospecha, también en él, recorre sus obras y el miedo de una sociedad a expresar lo que piensa. El retablo de las maravillas es su mayor ejemplo. Y su lectura, siglo XXI mediante, no ha perdido ninguna actualidad. Más bien, al contrario. Esa joven o vieja derecha, que lo mismo es, que niega sin complejos la valía del Quijote no sabe ¡hasta qué punto se retrata! Es como si los herederos de quienes le ningunearon en vida actuasen como sus replicantes.

Cervantes ya es contemporáneo nuestro cuando entiende la “escritura como forma de conocimiento del novelista”, lo que le distancia de ese hábil e intransigente predicador que fue Quevedo. El novelista es maestro del matiz, algo que imitó muy bien el soldado “sanchopancesco” de Hasek, tonto-listo, socarrón, que mira el mundo desde abajo y ve el juego de los de arriba como absurda representación.

El más egregio manco nos ha legado una de las mejores representaciones de la comedia humana, según el erudito Jean Canevaggio.

La última cala entre los maestro corresponde al peligroso Galdós.

Hablando tiempo atrás de Crematorio, la última novela de Chirbes comentaba mi pérdida de interés por la ficción en este país que había proscrito a Max Aub o que excluía del canon modernista a Galdós yendo a buscar fuera (no censuro leer a Baudelaire, Joyce, Proust o Faulkner, sino que se admirara en ellos lo que don Benito ya contenía en su vasta obra). Para el nada sospechoso Cernuda, Galdós anticipa las introspecciones de Torquemada a las de Molly en el Ulysses. Otro tanto podría decirse de fragmentos de Fortunata y Jacinta con respecto a En busca del tiempo perdido.


(En la foto: Torquemada de Galdós)


El denostado garbancero fue otro descreído, que no se rendía en su empeño de confiar en los que miran desde fuera, los locos e iluminados, incluso los cínicos, que por no formar parte del gran engaño, pueden aspirar a conocer sin disfraces la verdad. “Hablar para nadie, escribir para nada”, et poor…

El siguiente capítulo del libro se ocupa de contemporáneos. Lo inicia con una especie de hermana mayor, como lo fue su interlocutora Martín Gaite. Con Aldecoa (incluye un recuerdo para Martín Santos) se recupera el lenguaje más alejado de la retórica del poder y la cultura. Con Vázquez Montalbán a través de su celebrada Crónica sentimental de España se eleva a los manteles de la cultura a los de abajo. Aldecoa lo hizo con el argot de los oficios más duros.

Este plausible realismo social de los 50 duró lo que quiso Castellet al promocionar primero a gente como mi querido amigo Antonio Ferres, Grosso, Fdez Santos o Pinilla (los cita Chirbes); hasta que las nuevas teorías barthianas (“La clausura del texto artístico respecto a la realidad y la vida”: muy interesante, por cierto, La literatura en peligro de su discípulo Todorov reprobando ese desprecio a la realidad.) aconsejaron caminos experimentalistas lejos de la revolución. Ya el nuevo gurú de los 70 Benet proclamó: “ (Que) Todo lo real era susceptible de sospecha.” (p.123).

En su última parte el ensayista nos lleva hasta la actualidad de las “Memorias” y sus “maniobras”.

Balzac o el propio Galdós supieron traernos al presente el pasado. A fin de cuentas, y de cuentos, un proyecto de vida como nos recuerda Chirbes es tan corto, que solo la cultura nos puede proporcionar la sensación de continuidad. Comparto esa sensación. La cultura es tradición, traer, y por tanto, un continuum.

Data el autor la “recuperación de la memoria” en el 93 ante el presentimiento de los socialistas de su derrota envueltos en una corrupción desbordante. Incluso el rey se sumó a la farsa, pareció entenderla muy bien, puesto que su familia, según sentía él fue la primera en conocer la hiel del exilio. Decía Edward Said sobre la labor del intelectual: “no consiste en aceptar la política de la identidad tal como se le propone, sino en mostrar que todas las representaciones son construcciones, descubrir cuáles son sus propósitos y sus componentes y quiénes las fabrican”. En consecuencia, nos dice Chirbes, hay que buscar “cuál es la representación de la Segunda República que se nos ofrece en el menú”.


Sería conveniente seguir, asimismo, la recomendación que nos hace de un libro inoportuno: De Restauración a Restauración. Ensayos sobre literatura, historia e ideología del profesor Blanco Aguinaga. Lo juzgo inoportuno, o más bien inexistente, para quienes se adhieren al festín de la memoria usurpada, según la cual, fueron los hijos de la burguesía los héroes de la resistencia antifranquista. Gentes como Torrente Ballester, Ridruejo o Suárez que habían militado en el falangismo radical son los demócratas de más temple. Comunistas, republicanos de izquierda y anarquistas como Sastre o Bergamín que hurgaban en la legitimidad de la nueva restauración son apartados. No es de extrañar que Max Aub contemplara en su corta vuelta el paso de una España mutilada a una España corrompida.

Otro novelista de fuste, Juan Marsé, relata con su acostumbrado buen oficio la traición en Un día volveré o como también hace Vázquez Montalbán en su mejor novela, a ojos de Chirbes, El pianista.

Con este “republicanismo de fresón con nata” nos están colando lo que de verdad importa. Que, como nos enseñaron los lacanianos, está fuera de la representación. “Habría que remontarse siglo y medio en la historia de Occidente para descubrir una época en la que la voluntad de las clases trabajadoras tuviera menos peso en las decisiones políticas. –Y remata Chirbes- Por no tener, las clases trabajadoras ni siquiera tienen nombre”.

Ya ven mientras los escritores más lúcidos desnudan los deslumbrantes ropajes del poder, éste nos desprende de las palabras más odiosas. ¿No se llamaba con Franco a los obreros productores? Gracias al progreso y la democracia somos todos clase media. Tiene razón Rafael Chirbes cuando concluye que si los artistas acaban formando parte de la claque cercana a sus fastos, se alejan indefectiblemente de la radicalidad que exige la escritura.


sábado, 20 de marzo de 2010

El inquietante Vázque Montalbán

Se decía de Vázquez Montalbán que escribía más que nadie y que estaba mejor informado que nadie. Empezó a escribir cuando un servidor no había nacido, 1960, y es algo que lamentaré siempre. La publicación de su obra periodística, hasta 1973, por la editorial Debate viene a consolarme un poco. Se decía de MVM si tenía negros, dado que lo mismo Castellet lo incluía entre los novísimos de la poesía, que su nombre aparecía a diario en unas cuantas revistas y periódicos, o que se inventaba las andanzas de un tal Carvalho, detective, gastrónomo y turista de los mares del sur, donde cumplió su destino, que daban para más series que el Aviraneta de Baroja. Porque también alguien dijo de MVM que era barojiano, por su desaliño -incluido el indumentario- y barojiano en su afán por contar historias con suma eficacia. Como al otro calvo de la boina, le traían al pairo las fruslerías de la sintaxis. Ante los hallazgos prestos de su ingenio prefería ponernos al día en tantos asuntos con su buena dosis de sorna a escribir con pretensiones -desde luego, nunca estéticas- la misma columna todos los días. Se decía del bueno de Manolo que no era de fiar por escribir en las gacetas del régimen, de ser comunista fichado y tampoco de fiar para los otros, de ser de la CIA o de la KGB, según del lado igualmente de donde se mire, o aunque no fuera por culpa suya, ¿o también sí?, de ser un xarnego irremediable, a pesar de su pasión por el Barça...
No le faltaba razón al inquietante MVM cuando aseguraba que él, sin haberse movido todos estos años, había pasado de ser un cómodo y triste socialdemócrata a un radical izquierdista, a causa de la derechización española y mundial.
Ahora hay quien dice que escribió no una (la que elige el antólogo), sino 9 loas al régimen por sus 25 años de la victoria.
En las entradillas que preceden a los artículos y columnas ya se explica que fueron 9. El problema por lo visto radica en que el sagaz crítico no la considera la más representativa.

¡Vaya sospechosa trayectoria, la de este peligroso e inquieto columnista!

La de este "maldito socialdemócrata, reformista, revisionista y no sé cuantas cosas más", según reza su propia confesión. Que, como él mismo ironizaba, parece como si el tiempo transcurrido desde los 60 le hubiera "pillado en la cama y durmiendo" mientras los demás ejercían su derecho divino a las metamorfosis. ¡Y lo suelta, uno de tantos ex comunistas acomodados que se jacta de haber expiado esos pecadillos de juventud! ¡Cómo no!
Antes de eso ya había pasado por la cárcel, con el periodismo se alimentaba porque no era un niño de papá. Elegir el oficio de periodista en vez de seguir estudiando Letras le resulto más fácil y práctico. Como sabrá este paisano suyo, adalid del nuevo periodismo, que lo denuncia, de la nómina de brillantes periodistas de la República apenas quedaba sobre este suelo asolado su prologado Julio Camba durmiendo en el hotel Palace. ¡Cuidado con Camba!, avisaba el nuevo enfant terrible de la derecha centralista, 40 años después de que don Julio la palmara, en "Cuatro historias de la República" (Destino, 2003). El hecho de que no se exiliara, me temo que corresponde al terreno de las decisiones estrictamente personales. Además, su trayectoria conoció despidos, cierres por multa y el empuje de sus textos desafiando las rígidas costuras de la censura. Con motivo de las grotescas filas de españoles que se desplazaban a Perpiñán para ver El último tango escribía: “lo único que está consiguiendo la censura es ver cómodamente lo que los demás españoles podemos ver a base de rascarnos a fondo el bolsillo...de dar el espectáculo ante toda Europa e incluso de tener que reírnos de nosotros mismos”.
Sí que resulta inquietante hoy en este cambiante mundo que MVM siga vivo. El próximo año saldrá la segunda selección de su obra periodística. Hasta 1986. ¡Y al siguiente la tercera!
* * *
(Lo anterior es un torpe plagio en la forma, perdón, homenaje al artículo contenido en la antología, que para hacer modesta publicidad del libro de la editorial Debate, reproduzco a continuación).


EL IRRITANTE ALLENDE



Se aseguraba que Frei y Allende eran amigos personales. Pertenecían a
un estamento social similar y Allende, el candidato socialista
constantemente derrotado aunque por poco, tenía ese encanto de los
socialistas amables, antiestalinistas avant-garde, respetuosos con la
persona humana, en la grave evidencia materialista de que sólo se vive
una vez. Se aseguraba que Allende era una persona encantadora, rígido
sólo en lo fundamental, pero capaz de soportar bromas sobre el
paraíso socialista en la Tierra y de no devolver a cambio ni una broma
sobre el Paraíso con mayúscula. Se aseguraba que en Chile se había
producido el milagro metafísico del espíritu olímpico y que lo
importante para todos no era vencer, sino competir, bajo el sagrado
compromiso del respeto a la norma constitucional. Se aseguraba, sobre
todo lo aseguraban los sociólogos, que en la tradicional oposición
entre "competición" y "conflicto", la experiencia chilena era una
prueba de la posibilidad de una vía hacia el socialismo por la senda
de la competición e incluso ateniéndose a reglas del juego prefijadas
por el "antiguo régimen". Se aseguraba que por vía cultural se
había inculcado en el ejército un espíritu de neutralidad
histórica, sin más madre ni padre que las tablas de la ley
constitucional y sin otro objetivo que el constante perfeccionamiento
en el instrumental de trabajo. Se aseguraba que la cultura del fair
play puede modificar las reglas de la historia y que la "ideología"
culturalista del respeto al juego democrático podía contrarrestar la
ideología derivada de los intereses comprometidos por el proceso
reformista del Gobierno de Unidad Popular.
Las bombas y las balas han sido implacables.
Han tenido la fiereza y la ceguera del que no tiene otro lenguaje
que destruir al interlocutor. Las bombas y las balas han perseguido a
Salvador Allende hasta su residencia particular, en busca de esa
víctima irritante que se negaba a dar el paso en falso de disparar
primero. Las bombas y las balas se han aplicado a derribar algo más
que un hombre, un Gobierno, un edificio, una experiencia. Han querido
destruir la imagen de que la fuerza del antagonista radicaba precisamente
en que estaba prácticamente desarmado y que defendía un orden que sus competidores se habían hecho a la medida tras siglos de control del poder.
El cuerpo de Allende ocupa el horizonte del mundo. Oscurece todas
las perspectivas, oculta todos los caminos. Hoy por hoy, aunque sólo
sea hoy, ese cuerpo de manos blanca, limpias, de pies cansados de
caminar en busca de palabras propicias, se merece esa paralizada
congoja universal, antes de penetrar en el epílogo del Canto general
de Pablo Neruda, si es que vive para escribirlo. Mañana el balance
político de los hechos aportará un inesperado vencedor: la extreme
izquierda chilena que profetizó este final en el momento mismo de
ponerse en marcha la experiencia allendista. Entonces el MIR declaró
que Allende no podría escapar al dilema: o traición o revolución.
Allende jamás aceptó ese dilema. Era amigo personal de Frei. Aunque
era masón, presidía actos religiosos. Exigió a los izquierdistas
que respetaran el honor de las Fuerzas Armadas. Durante más de
treinta años demostró su confianza en las urnas para cambiar la
historia. Soportó provocaciones continuadas en la confianza de que
cada provocación le ratificaba a los ojos de las masas que le
sostenían a pesar de que les pedía y les imponía sacrificios. Sus
medidas más espectaculares y drásticas fueron más "nacionalistas"
que "socialistas".
Comprensible que este hombre irritara. Cuando la paciencia de la
víctima no tiene límite, la paciencia del verdugo se acaba.

Tele / eXpres, 12 de septiembre de 1973, recopilado en el libro "Del alfiler al elefante",, p.10. Y 478-479 del aquí reseñado: "Manuel Vázquez Montalbán. Obra periodística 1960-1973. La construcción del columnista".

domingo, 14 de febrero de 2010

La mejor selección nacional de la historia

Casi pasado ayer, asistí impávido al inédito partido entre Alemania y Grecia disputado entre los más reconocidos filósofos de Occidente, televisado en diferido por el blog de Esther:"Siete peldaños", del que paso a ser fanático seguidor, tifoso, hoolligan. He pensado en un equipo patrio competitivo de todos los tiempos para estar a su nivel y no me ha servido ni el famoso Ortega primero de España y quinto de Alemania (De hecho, tampoco llegó a jugar con los germanos, como verán quienes se fijen en el estelar match pluscuambimilenario de nuestra cultura). Ejpaña!, en cambio, arrasamos en artistas de la más diversa consideración. Para el próximo Mundial he juntado una lista que someto a vuestra opinión para elevar al grande pittore Vincenzo del Bosco, seguro que con ellos, venceremos:
En la portería Machado, este oriundo portugués disfrutaría de sus paseos solitarios de entre hora y media y dos horas mientras la nueva España del Tiki-taka elabora su fútbol de ensueño. Galdós haría muy bien de carrilero incombustible con novelas/episodios todos los años, un auténtico currito de lujo con un vitoriano posterior que corriendo hizo bronce en el Tour, Paco Galdós. Quevedo, de central no tiene precio, en realidad es versátil y lo mismo podría desconcentrar a sus rivales con sus versos que al árbitro con sus ditirambos. Rojas, autor emboscado de la Celestina fue un colega licenciado en leyes del que presumo inteligencia tan clara que lo mismo pudiera defenderse él mismo de marrano que escribir la novela/denuncia de la hipocresía de 500 años. De la Cruz segoviano lo visité en Úbeda, de su cántico espiritual me quedo con su amada mientras él discurre por la banda místico y audaz. Miguel Hernández, mediterráneo, hermano, el pueblo español perennemente dormido aún no te ha encumbrado entre Madrid, Jaén y tu Orihuela, traidora de las mil iglesias, tan cercana. Cervantes, pucelano alcalaíno, viajero perdedor de Sevilla a Lepanto, quisiste engañar al Fisco y a una tal Dulcinea del Toboso: en sus labios encontraste más gloria que en esta España que después te pregona. Lorca, señorito andaluz, tu vida regada de pianos y madreselvas, redimida de pueblo en pueblo por barracas de la república. Ese hermano de los Rosales te denunció, ¡pecado nefando el tuyo! Velázquez, delantero del Madrí, firmaste la modernidad, hasta me atrevería a decir a tenor de tanto pedante la postmodernidad , que si estabas dentro del cuadro que pintabas, qué sé yo...Y llegamos a lo mejor, la delantera que marca las diferencias (en esto he de decir para ser sincero que prefiero a las turgentes italianas, con la Sofia Loren y la Mangano en mi cabeza), Picasso, ese otro oriundo italiano nacido en Málaga, amigo de Príapo y sus musas, amigo de todas sus musas y su febril virtud artística y republicana. Nos queda el otro ariete, Goya, aragonés, cabezón por el que hoy festejan unos premios cinematoplásticos que caen en manos abrumadoramente de quienes más lo ignoran. Qué decirte, maño, a Zaragoza como tú en mi juventud acudí, a estudiar, se supone, sin ningún fruto. Me meo en todos los reales académicos, y te imagino hastiado en Burdeos, casi como yo a mi temprana edad de esta España eterna. En el banquillo he sentado a Berceo, mi paisano, por ser el primer poeta en esta lengua que nos muestra, que nos presenta, que nos define... también lo hacía en euskera, porque como yo por mi sangre y mi sentir igualmente siento mía, aunque los Torquemada de turno la proscriban. A Ortega (y Gasset) que no son dos, sino uno, también lo estimo en mis lecturas, su cultura y erudición me aportan muchas más cosas que esa corte suya de corifeos...Sólo siento su amor de alcanfor y naftalina por marquesas que mientras paseo por Serrano me evocan una vida rendida, lo mismo a Franco que a placeres mundanos. Baroja es otro paisano cuya aldea remota no queda lejos de la mía. Usaba boina como uno mismo podría hacer si no añorara los fríos vientos del Norte desde la estación del mismo nombre, desde donde tú partías, en Príncipe Pío, querido Pío, todos los veranos. Hemingway vino a entregarte hasta tu tumba su futuro Premio Nobel en un acto de justicia que lo honra. Unamuno, bilbaíno del Athletic o tal vez de cualquier otro por llevar la contraria. Te leo y no te reconozco en ninguno de mis contemporáneos. ¡Tanto hemos degenerado! Tan sólo me queda Larra, genial afrancesado, te equivocaste de país, dos siglos después, aquí escribir sigue siendo llorar.

Y como seguimos sin himno, buena será esta canción que me mandan mis amigos y mejores cantantes, Marwan y Luis Ramiro: http://www.youtube.com/watch?v=61YbKvdaEIU. Una versión primigenia, mucho menos comercial e íntima, aquí: http://http//www.youtube.com/watch?v=3BS3ZqRykaY
Para los que quieran todavía una selección, hoy llamada roja, impensablemente light!, ya que este vocablo hubiera sido prohíbido hasta hace poco...pues, eso, roja, de verdad, se admiten propuestas. Debe ser cierto eso de que cada españolito lleva dentro un experto entrenador.