¿Rectificar es de sabios?
Tenía un maestro que si lo hacía él decía que sí, pero si éramos los alumnos los sabios rectificadores nos trataba de borricos. Debía de ser porque sumados el conjunto de errores de uno y otro bando francamente le superábamos. No tres al mohíno sino treinta y tres.
Carlos Aguilar ha tenido el detalle de señalarme algún “error objetivo de bulto” como éste:
“¡decir que me especialicé en Leone y el Western europeo de modo "aleatorio"!
No dejes que la realidad te estropee una buena noticia, no dejes que la verdad te estropee un buen artículo. En mi caso amparado en brumosos recuerdos de lo que él mismo me relató de sus inicios.
He también de aclarar algunos aspectos, además de agradecerle que caballerosamente elogie mi buena escritura.
- La culpa la ha tenido, como ya advertía en el propio texto, el impío Baroja al tratar de imbuirme de su espíritu barojiano como guiño cómplice contigo, a la hora de contar y remedar su Galería de tipos de la época. Repleta no de freakis, sino principalmente de: Unamuno, Blasco Ibáñez, Corpus Barga, Gómez de la Serna y Arniches. Sólo al final complementaba su galería con tipos extraños.
Y no es que con ellos aplicara ironía sino su juicio más grueso y arbitrario.
Castigado Baroja, añado:
- Carlos Aguilar se merece una mayor presencia en nuestros medios y en parte el reconocimiento, que pasadas nuestras fronteras ya tiene, y aquí le falta.
Gracias a su ingente labor recopilatoria para su guía del cine consiguió en la década anterior o antes ser un profesional que vive de esto con honestidad e independencia. Se trata de cualidades que por su rareza conviene destacar. Otros colegas probablemente disfruten de más prestigio a costa de haber renunciado oportunamente a ellas.
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