viernes, 6 de marzo de 2009

Días de huelga y rosas


Estamos de enhorabuena, el acuerdo que cerraba la huelga en la justicia madrileña ha sido firmado hoy por el gobierno de Aguirre.
A falta de mineros, de proletariado en armas, los jueces , los pilotos y los funcionarios de justicia hemos tomado el relevo. Los primeros, animados por su pulso al gobierno y la caída del montaraz Bermejo permanecen con las puñetas en alto. En cuanto a los funcionarios de justicia de Madrid se han visto obligados a reclamar el cumplimiento de lo pactado por la única vía efectiva: la fuerza de la unión.
El consejero Granados en el año que lleva en el cargo está más pendiente por el curso de las obras de su futura mansión (a través del seguimiento de su esposa, ver 2ª foto: cuentas/mansion/encargo/granados/cuadran) o del suministro de motos y cámaras, con las subsiguientes justificaciones de uno y otro affaire; a cerca del primero, de una casa que no tiene dueño, dando unas imposibles explicaciones sobre la eventual compra de la misma; acerca de su pasión por las motos, http://www.elpais.com/articulo/espana/Granados/adquirio/motos/potentes/camaras/area/espias/elpepiesp/20090304elpepinac_7/Tes

Hay que agradecerle a Granados, como a su antecesor Prada, el cambio de imagen de los juzgados y de su funcionarios. Como algún reportaje recogió, el edificio de Plaza Castilla revestía, gracias a sus paredes, un aspecto aún más obsoleto, cargadas de reivindicaciones, pasquines y pancartas más propias de la Facultad de Políticas o de otras épocas. El edificio inaugurado por el ministro Ledesma en 1984 miraba más los pasados días a los años setenta que a la futura y en el aire nueva ciudad de la Justicia, publicitada en el salón de esta misma sede a base de maquetas y de canapés cuando los pelotazos se sucedían y la crisis podía esperar.



El atribulado justiciable acudía a las puertas entre un ruido ensordecedor de manifestantes y de cámaras televisivas. La confusión de sus portadores era palpable: mientras esperaban noticias del movimiento asambleario (!) de jueces y magistrados, filmaban o fotografiaban a aquellos, o sea, a nosotros que nada teníamos que ver.
Los viejos y deficientes ascensores podían dar abasto a la menguada demanda de sus usuarios. Las escaleras y pasillos, a diario atestadas de la más abigarrada clientela, dejaban oír los pasos de los osados y sufridos visitantes. Tras la puerta de los juzgados la visión de las oficinas era desoladora. Acostumbradas al trajín de procuradores y abogados, de presos y detenidos, de familiares y procesados...devolvían una equívoca estampa, más propia de los tiempos de Larra, del vuelva usted mañana porque mi compañero no está o vuelva usted dentro de un rato que es la hora del café. Los escasos metros cuadrados de cada juzgado, desde décadas desbordados, eran testigos mudos de otras razones que don Mariano José de Larra no pudo haber imaginado. La huelga. Y en la entrada los retratos de Esperanza y Granados con nariz de Pinochos. Y ante el desconcierto, la respuesta firme de los huelguistas en servicios mínimos: "no vuelva usted mañana. Para evitarle más molestias llame antes, por si a los de la foto les sigue importando un bledo..."



Y en las calles, ¡algarabía!, las reuniones, la Gran Vía cortada hasta la llegada de la policía, la Esperanza asediada y a las dos en el Tigre hasta los topes. La primavera adelantada con el temprano oficinista sacado de su silla, envuelto en encendidos mitines, encandilado por el vigor y el tesón de esa joven sindicalista. Animado a la lucha por los más activos de sus compañeros e invitado a no volver a casa por esa tímida compañera -o eso pensaba- que le paga unos vinos y con la que charla esperando a la próxima asamblea.

Han hecho mal, la Esperanza y el Granados, ya que meses aguantó Bermejo, el malencarado. Quizá ha preservado el fuego mustio de los hogares y las aguas han vuelto por sus cauces, pero quizá también han cortado romances que florecían bajo este sol más propio de mayo.

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MI SUGERENCIA LIBRESCA para el finde...:
Una pena no haber podido asistir ayer por la mañana a la presentación de Libro de Huelgas, Revueltas y Revoluciones del crítico y editor Constantino Bértolo, con una interesantísima selección de textos de su elección.

Y una obra de teatro. ¿Se la imaginan? "Días de vino y rosas" en el teatro Lara con Carmelo Gómez y Silvia Abascal.

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