lunes, 21 de septiembre de 2015

EL TEMA

Últimamente, por razones que no estoy en posición de desvelar, me han censurado un par de artículos, qué difícilmente encontraréis en papel o en la red. No es que tenga demasiados lectores, pero algunos que me siguen atentamente son muy poderosos. Al final, voy a estar de enhorabuena por “publicar en provincias”, como hago semanalmente. ¡Ahí sí que no me meten mano! Esta es mi columna del domingo para el Diario de Soria, les debo agradecer que aunque cada vez hable menos de fútbol sigan igualmente publicando mis columnas deportivas y que de vez en cuando me envíen una mantequilla soriana de toda la vida, y ya en mesa por el recién otoño, la primera suculenta remesa de setas. Me vendo por muy poco.
EL TEMA

Los columnistas, debemos una y otra vez escribir sobre temas de actualidad, aunque por motivos dignos de análisis tendemos a irnos por las ramas más que ceñirnos al tronco -la columna-. Preferimos entrar en disquisiciones, incluso filosóficas, al margen de lo que se está hablando, con ribetes bien estéticos, eruditos o de metafísica profundidad.
El verano que esta semana ha dado muestras de sofoco no es bueno para el columnista. Le entretienen otras musas que luego no van al papel. Además, alejado de su sedentario hábitat corre el riesgo de perder los pocos temas que dentro de la banalidad estival pudiera encontrar. Sin las moleskine que no llevará a la playa ni a la dispersión de los chiringuitos, sin las libretas caseras, esas notas tomadas en una terraza con el favor de una jarra de cerveza fresca se perderán entre otros papelicos, tickets, y folletos turísticos de cada lugar.
La búsqueda del tema para el columnista de fuste es de lo más preciado: sin tema, no hay columna. Repito obsesionado tema, el tema perdido este verano que ya nunca encontraré y al menos respiro aliviado de que el maestro Lázaro Carreter, ese fiscal implacable de la prosa mediática no pueda vigilarme. Le irritaba el abuso del término, tal vez porque en la mayoría de los casos hubiera asunto, más que tema: “la tendencia triunfante en el léxico a anular los matices, llamar tema a todo y filosofía a nada. “Signo máximo de indigencia mental”.

Pero, yo he perdido ambos, caray. Ni tengo tema ni tengo asunto. Muy enchufado al medio. No creo que ahora se abuse de la palabra tema, salvo en situaciones puramente triviales.
En busca del tema perdido solo me queda un verano de bicicletas y barbacoas, huyendo del infierno de Madrid. El azul de Cádiz y el jabugo de la sierra de Aracena, que Miguel, Migué, er de los cinco balcones, ya me ha mandado aquí. Volver a Madrid, sin hallar el tema perdido, pero con el jamón en la puerta y sin la voracidad de mi suegra.
Prosigo mi viaje a Zahara de los Atunes, ya sin el Krahe, sin pasar por su Triguito también perdido – Blas, he cedido a la presión inmobiliaria-. Me zambullo en las olas y no encuentro mi tema. !Qué difícil la vida del columnista en verano! Paso los últimos días en Sanlúcar, gracias a la hospitalidad de Manuel y de otro Miguel, su hijo, en su maravillosa casa hostal Alcoba, el más valorado en las redes, que me cede su azotea y cocina, desde donde por las noches entre gin tonics suspiro con el sur que perdí hace unos años y donde viví mis más jóvenes años. Mientras pelo los langostinos de Sanlúcar en casa Bigote, qué dura la vida del columnista que no encuentra tiempo para darle a la tecla. El domingo voy con mi suegra al fútbol, ni en ese espacio me libro de su presencia. Juega el Cái contra el Algesiraac, (Querai o no querai Algesira ez Cai”), me gusta más su su canto “Ningún ser humano es ilegal”, me asombra esta vez su dicción castellana, cuál de ellos habrá entonado su alcalde. Pienso que los dos, ahora mismo la empanada gaditana lo mismo defiende el señorío de Pemán, ese depurador del régimen cultural que puso letra cursi al himno de España que se hace cofrade de no sé qué, porque Cai, eso pienso yo es fenicia y muy anterior a las religiones monoteístas que por suerte tampoco conoce mi suegra nipona, que complicado, quillo, su religiosidad, pero esto será ya tema de otro artículo, otra canción, que diría Javier.

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