domingo, 18 de enero de 2009

Los rojos no comían cordero

PUBLICIDAD DE POSGUERRA
"Horizonte, mayo de 1939. Hemeroteca Municipal de MadridEl anuncio no puede ser más directo y expresivo. Un único eslogan, el sencillo dibujo de un sombrero, y la dirección del establecimiento comercial, BRAVE, sito en el número 17 de la madrileña calle de la Montera, donde podía proveerse de inmediato cualquier cliente potencial al que le acometiera la urgencia de cubrirse la cabeza… ante tan alarmante recordatorio: «Los rojos no usaban sombrero», no fueran a delatarle sus libres y volátiles pensamientos, por lo que había que acudir presurosos a cubrirlos convenientemente. Todo un acierto que debió de llenar las arcas de los empresarios dedicados a la confección y venta de sombreros.Nada de agradecimientos al caudillo victorioso, invocaciones a la patria recobrada, loas a la paz recién reconquistada o rimbombantes saludos a Franco y arribas a España. Ojo al parche: «Los rojos no usaban sombrero». La síntesis de la síntesis. España había quedado arbitrariamente dividida entre los sublevados que fueron capaces de imponerse en media España y los resistentes republicanos que lo impidieron en la otra media. Rebeldes y gubernamentales, franquistas y republicanos, rojos y azules. Dos Españas. Dos escenografías. Había triunfado una, la azul celeste, y la otra, la roja púrpura, debía de doblar la frente debidamente humillada y hacerse perdonar como fuera sus turbios orígenes y costumbres de mal vivir.Se acabó la boina y la chupa de cuero del comisario o el mono azul miliciano y demás símbolos de la España derrotada. La España de orden, la burguesía biempensante, usaba sombrero como signo de distinción . ¡Hala! «Jodíos cojos» (los otros eran caballeros mutilados) y demás tropa de «rojos», ¡a la carrera!, a borrar las huellas (mentales) de vuestro ignominioso pasado republicano o revolucionario. A cubrirse la sesera con el sombrero salvador del pensamiento políticamente correcto: ser de derechas de toda la vida, no fuera a escaparse alguna idea inconveniente. Si la camisa azul era «el salvavidas» que había que ponerse políticamente para hacerse perdonar la «deslocalización política» sufrida al comienzo de la guerra (estar en el bando perdedor), el sombrero era el salvoconducto, la apariencia de que se era y se quería ser gente de buen vivir, de pulcras costumbres como Dios manda, de que se asumían los valores de la España inmortal (la nacionalista) y se arrojaban a las cloacas de la historia los que representaba la otra, la mortal (la republicana) felizmente derrotada. ¿Los rojos no usaban sombrero? «Pues yo sí, por si las moscas»". (Alberto Reig Tapia).
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Confieso que he comido cordero llevado por las circunstancias...Atenuantes, que son:
A mi hija le da por tener hambre nada más pasar por Aranda de Duero, así que en Lerma ya no puede más y tenemos que parar. Me consta que con su mamma en cambio se hace caca: se detienen en un paraje tranquilo como es el mismo cementerio e incluso Martina aprovecha para recoger una flor que luego regala a Ikuko. Conmigo no, conmigo sus apremios son más refinados. Tampoco vale comprarle unas chuches, además en Lerma no hay chuches, en Lerma son muy austeros, de plato único, como en los viejos tiempos, aunque éste se llame cordero.
Yo prefiero detenerme en Aranda, con tiempo. Y atravesarla subterráneamente, ya que toda ella está horadada por cuevas que son bodegas de su vino del Duero. Reconozco que para casos más apurados, como es el de autos, Lerma es inmejorable. Se accede desde la autovía directamente al centro de la plaza donde se yergue el soberbio palacio ducal. La oferta de asadores en ella es muy interesante. A uno le suena el restaurante Ojeda de la capital, o más bien su cafetería con buenísimo chocolate y churros, como también sabe la nonna. Que le vamos hacer si me puede la historia cuando descubro Casa Brigante, además Diego, su restaurador, entre asado y asado charla de húsares y de ejércitos regulares, que es de lo que trata la ponencia que presentó en Burgos con motivo del bicentenario de la Guerra de la Independencia.
Aquí posamos junto a Diego, con Martín el Empecinado al fondo y la empecinada de Martina, a mi otro lado:
El Empecinado fue un héroe del pueblo de los de verdad. Machado evocó su grandeza para resistir a lo que juzgó una nueva invasión extranjera o nueva guerra de Independencia en el 36. En la foto siguiente vemos de su puño y letra la plena conciencia de su lucha (si pincháis en ella, se lee mejor). De como le pagaron lo cuento en otro lugar: Fulanos y menganos de la historia. Me baso en las memorias del alcalde de Roa, el cual tuvo el triste honor de ejecutar al Empecinado. El libro es una rareza única por muchos motivos. Porque concretamente en España no contamos con muchas memorias de personajes históricos. Y sobre todo, porque don Gregorio Glez. Arranz pertenecía a lo más a lo que el maestro Galdós llamó fulanos y menganos de la historia. Diego me puso en contacto con ¡uno de sus descendientes! en Francia. Tras el exilio del antepasado aquí no quedó ninguno. En su respuesta (1) me cuelga un link de las Memorias que él mismo ha escaneado. Todo un detalle ya que su edición es de 1935 en Espasa-Calpe. Yo lo localicé en una librería de viejo de Burgos y en el mismo Roa, donde han hecho una facsímil. Curiosa la historia de ese manuscrito que sus hijos y nietos despreciaron y que Sebastián Lazo (parece un alías) rescató en Lisboa y editó (lo explica en el prólogo).
No pudimos conversar mucho porque a ambos nos esperaba la cabalgata de Reyes, o precisamente porque no nos iba a esperar.
Al salir pasé por la tumba del cura Merino, de cuyas correrías daba cuenta Baroja en el Escuadrón del Brigante, el mejor de los episodios de Memorias de un hombre de acción, sin duda (2). Y que, en cambio, según Diego, la supuesta hazaña que relata, la emboscada en Hontoria del Pinar, no existió puesto que en su abultada hoja de servicios, don Jerónimo Merino ni la menciona (3). Para quien tenga interés por el modus operandi del guerrillero Merino puede consultar otro artículo mío, más antiguo (4). Penúltima cereza proporcionada por Diego: en el buscador PARES pueden hallarse muchos documentos sobre Aviraneta, en este caso, el ancestro de Baroja, sobre el cual tejió las Memorias de un hombre de acción.
Bueno, con este empacho de lechazo y de historia, qué les parece si nos vamos a hacer la digestión.
















Notas:

(1)Bonjour Blas,
Je ne parle ni n’écris pour l’instant l’Espagnol.
J’ai commencé à l’apprendre il a trois mois.
Pour ce qui est de Gregorio GONZALEZ-ARRANZ qui est le grand père de mon arrière grand-père, j’ai trouvé son décès il y a peu de temps.
Il est décédé le 6 Avril 1868 à Nantes (44 Loire Atlantique) en France où devait encore habiter sa fille qui avait accouché de son dernier enfant en 1864.
Cette dernière Anastasia GONZALEZ avait épousé à Alençon Torribio del POZO qui était l’aide de camp du Général MERINO (el cura Merino)
Torribio était aussi son neveu puisqu’il était le petit fils d’Anastasia COB la sœur d’Antonia COB la mère de Jéronimo MERINO.
Personne dans la famille n’était au courant des mémoires de Gregorio GONZALEZ que j’ai trouvé à acheter par internet il y quelques années.
C’est le livre LA VILLA de ROA de Floentino ZAMORA que mon oncle possédait qui m’a mis sur la piste de ces mémoires.
Je ne savais pas alors que Gregorio GONZALEZ était mon ancêtre. Il semble que son petit fils ne voulait pas parler de cela et je ne sais pas pourquoi.
Vous pourrez trouver sur mon site le livre que j’ai entièrement scanné et commencé à traduire
http://pagesperso-orange.fr/jean.delpozo/memorias%20gregorio%20gonzalez.pdf
Je vous souhaite une bonne année 2009
Jean del POZO

(2) De otro tipo de correrías es la siguiente: relata don Pío que mientras el cabecilla fantasma era buscado por toda la provincia de Burgos, "por el día se le vestía un hábito de religiosa para que pudiera pasearse con las hermanas en el huerto, y por la noche se acostaba en la iglesia, detrás de una estatua de Santa Clara (...) Es muy posible que de cuando en cuando la superiora obsequiara al viejo cura sátiro y sanguinario con alguna monja guapa, pues todas ellas le consideraban como un santo varón. Es muy posible, pero no consta en los archivos, que Merino dejara en el convento descendencia mística.” ("Con la pluma y con el sable").

(3) "Al finalizar la guerra de Independencia, Gerónimo Merino envia una carta a su Majestad, Don Fernando VII, enumerando año por año desde que empezó a luchar, las acciones más importantes que ha llevado a cabo, y no existe la acción de Hontoria tal como la relata Baroja. Se da una acción contra una columna de cien soldados enemigos pero es en una fecha muy posterior y en mitad del pueblo, concretamente en la calle principal que viene de Soria a Burgos. Por supuesto no aparece en los datos oficiales ni españoles ni franceses el tal coronel Bremond, que segun Baroja dirigía la columna francesa. Existe un coronel Bremond que es muerto por Longa en Sedano en otras fechas. Ramón Santillán no se une a Merino en Hontoria tampoco, como cuenta con todo lujo de detalles Baroja, sino en Lerma tras el primer ataque de Merino a la Villa en Junio de 1809... Lo cuenta el propio Santillán en sus memorias publicadas por el Banco de España hace unos años. (Ramón Santillán llegó a ser primer gobernador de dicho banco). La junta patriótica de Burgos no se crea en San pedro de Arlanza, sino en Salas en fechas diferentes a las que da Baroja..., y así podríamos seguir con casi todo. Baroja inventa algo que pudo ser pero que no fué, algo que seguramente a él le gustaría que hubiese sido así, pero no es la historia real. Además, en cuanto a la batalla de Hontoria, si uno se acerca a ver en persona el campo en que dice Baroja que vió el suceso, se da cuenta que es casi imposible que allí ocurriera algo asi. Y por si fuera poco, ningún oficial de los de merino, participó en esta acción. Tengo todas las hojas de servicio de esos hombres y esta acción no aparece por ningún lado. En todo caso, insisto, no creo que Baroja sea un mentiroso, simplemente es un novelista, no un historiador. Y por cierto, un gran novelista desde mi humilde punto de vista." (Diego Peña Gil).

(4) El cura Merino (otro santo varón) (…) (...)El cura Merino era bajo, montuno, de gesto feroz, airado, colérico. Montado a caballo, tal vez hallara una prestancia que por sí solo tenía vedada. Por esto, es de imaginar que no se bajara del caballo, ni a tiros. Se sabe que no dormía, y reventando caballos comprobaba, de un sitio para otro, que todo estaba en orden y cada uno en su sitio (el suyo, era el caballo). Su hablar era rudo, su pueblo, uno de Burgos, llamado Villoviado. Su formación teológica necesitaba de una escopeta o trabuco para sostenerse, así que sonando tambores de guerra fuera más convincente y reuniera más prosélitos que desde el púlpito. Bien se ve que este cura de aldea dejó escuela y no precisamente del tipo de la novela de Bernanos. Dejemos al cura, trabuco en ristre, para pasar a analizar su estrategia: las emboscadas o guerra de guerrillas. Pues que nos ha quedado una idea mítica de la espectacularidad, incluso eficiencia de este tipo de acciones hostiles. Por supuesto, que se dio un ejemplo, el primero en la historia contemporánea de resistencia de un pueblo, siempre mejor que el colaboracionismo...pero que a Napoleón, no le echamos ni solitos, ni de un plumazo, sino cuando en Rusia a sus ardorosos patriotas revolucionarios (y mercenarios) se les congeló el corazón y el código civil que llevaban en sus mochilas y no pudieron entonar la marsellesa ni sus valerosas canciones de guerra. Así que el cura Merino no jugaba a ganar. Esperaba agazapado al enemigo y no eran cuatro o cinco -como salen en las películas en que puede que no tengan para pagar los suficientes extras- sino cientos o miles, incluso. Todos los pueblos de las cercanías, admirablemente movilizados. Los emplazaba con cautela, escalonadamente, más asegurando una retirada que concentrándolos para un ataque, que de todas maneras, nunca sería a campo abierto. Estoy refiriéndome, en concreto, a la emboscada por el entonces difícil paso de Hontoria del Pinar. "El escuadrón de Brigante", oculto entre peñascos y arbustos se mantuvo al margen de la encarnizada pelea, cumpliendo órdenes del cura/estratega Merino. Cuando tenían todo a favor perdieron una inmejorable ocasión de haber causado un daño importante a los franceses, cuando por fin "los brigantes" tuvieron licencia para atacar como ellos sabían era demasiado tarde y a pecho descubierto. Haciendo balance, sus victorias, si las tuvo, fueron pírricas. Sus objetivos condicionados a su estatura (no la de su estatua ecuestre, si la tiene, entiéndaseme): nunca corrió excesivos riesgos, nunca incordió a grandes contingentes, prefería asegurar cada acción, aunque la "liliputizara", que ya se marcaría la propaganda la marca de engrandecerla y hacer leyenda de sus precarias y siempre provisionales escaramuzas (Su éxito consistía en que pasaban los años, seguía la guerra y él no perdía, "el invicto" cura Merino). Total que con el cura Merino, tampoco ganamos a los franceses. (...)

5 comentarios:

  1. Hola, Blas: te felicito por tu Blog, agradezco el que me hayas enlazado y paso a enlazarte yo también.
    ¡Salud!
    Hannah

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  2. Gracias por tu interés hacia mis artículos. Por esas afinidades te descubrí y ya ves, aunque hasta ahora no he frecuentado demasiado la blogosfera, me pareces de lo más potable (¿o habría que decir respirable?) que se puede encontrar en ella.

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  3. Muy interesante y densa la entrada, como las anteriores por otra parte. Da para comentar tanto que casi me autocensuro y dejo solo unas ocurrencias.
    La primera, mencionar de pasada al "otro cura Merino", el cura Martín Merino y Gómez, natural de Arnedo (La Rioja), que intentó acabar con la vida de Isabel II el 2 de febrero de 1852.Después de ser secularizado, Martín Merino fue conducido a las afueras de la puerta de Santa Bárbara, donde le fue aplicada la pena de muerte en garrote vil. Sus restos mortales fueron quemados y sus cenizas aventadas.

    Para que no confundamos a Jerónimo Merino con Martín Merino, dos buenas piezas.

    La segunda recordar una novela corta "El hombre que mató a Durruti" de Pedro de Paz, dónde un comandante republicano recibe el encargo de investigar y aclarar la muerte del llorado anarquista leonés. En algún momento de la obra, el comandante es perseguido por un hombre con "gabardina y sombrero" algo muy poco usual en el centrico Madrid bombardeado de principios del 37 dónde se desarrolla la trama.
    Tan poco usual y tan raro que nadie se pusiera en evidencia en esas fechas para perseguir a un militar republicano en Madrid con semejante facha propia de espías de cine negro y no de alguien interesado en pasar inadvertido y en que la verdad sobre el fin de Durruti no se supiera como se dice en la novela.
    Tan poco poco habitual como la reflexión final del autor de la obra para justificar la hipótesis que sobre la muerte de Durruti da como posible dentro de las muchas versiones que circularon desde el mismo día de la muerte y al siguiente del entierro.

    A pesar de los peros es una novela corta de interés.

    Saludos

    !no sabe nada tu pequeña, como Oto con el Pata Negra que pidió de regalo de cumpleaños pasado a sus abuelos!

    Salud

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  4. También leí el opúsculo y coincido en que es una novela corta interesante, que no corta de interés. Quiero recordar que acusaba de la muerta a la traición de un militar de carrera pasado a su columna: Manzana Y QUE TERMINARÍA RECICLADO con otra identidad en las cloacas del franquismo. ¿Te refieres a esa hipótesis inusual? Desde luego, como final novelístico se apuntaba un tanto. ¿Real, no lo ves? Venga Otoski, refrescanos la memoria.

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  5. Mil gracias, compañero. Visto, disfrutado y metido en favoritos.
    Un abrazote
    Reig

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