La usura de los bancos está permitida hasta límites inimaginables. ¿Habéis oído hablar de la Europa de los mercaderes? Echad un vistazo a los últimos resultados electorales. En sí, no valen un cimborrio. A ellos tanto les da, llevan haciendo la misma política desde que se inventaron lo del mercado común. Lo acojonante es que la gente cada vez se arrima más a la derecha. Y mientras los ultras de toda Europa van a tener su parte del festín y sus buenas dietas en el Parlamento de Bruselas (perdonen mi ignorancia, si no está ahí), la izquierda revolucionaria, tan ingenua, sobre todo la de aquí, no ha llegado ni a las madreselvas del jardín.
Me he abstenido de hacer cualquier comentario todos estos días: tal era mi perplejidad.
Ayer, vueltos a la arena sin cal de la realidad de todos los demás días os quiero poner un caso de la Realidad, esa con mayúsculas de la que el cínico Agustín Garcia Calvo habla. (Lo de cínico, va para él en su acepción clásica).
Mientras este gobierno denuncia los excesos del capitalismo y de sus dráculas ejecutores negándose a ceder a sus últimas demandas relacionadas con el libre despido, sabido es que inyecta todas sus partidas pretendidamente redistributivas para paliar las úlceras y resacas de las últimas bacanales especulativas, de una voracidad jamás conocida. (¿Cuánto, 90.000 millones de euros más! Y la reforma laboral ya en la mesa).
Una amiga cariacontecida me refería su penúltima pesadilla bancaria. Llevaban meses bombardeándola con unos préstamos de nombre tan imperativo como PIDE sin prestarles (valga la asimétrica correspondencia) caso. Por no diferir un pago
con sus correspondientes intereses con la VISA terminó por pasarse por su querido banco.
Sorpresas: ese préstamo tan fácilmente disponible sin ninguna intermediación desde cualquier cajero, ordenador o teléfono parecía llegada la ocasión resistirse. Puesta literalmente en las manos de la solícita comercial de turno le comunica:
- Que su crédito esta bloqueado. (Y Zapatero sin enterarse).
- Que hará lo que pueda por desbloquearlo.
Mi amiga que desconfía de los imprevistos, tal vez dotada de una ancestral sabiduría, le hace saber que no se moleste, que ya se buscará la vida por otra parte y se va. Aunque tiene que regresar para tapar esos agujeros de primeros de mes con recursos ajenos a su banco amigo. Más sorpresas:
La solícita comercial la estaba esperando con el PIDE fresco y activado:
- Por una cantidad mínima de 1. 500, cuando las disposiciones son a partir de 600 a criterio de quien lo PIDE, no de quien lo da.
- Con una comisión "mínima" de 50 €, novedad jamás notificada con antelación. Lo que suplía la comercial en el acto inmediato de la firma con mil amores.
Mi amiga indignada se levantó y, por supuesto, que no firmó. Lo que tampoco fue óbice para que descubriera en su cuenta otro injerto no comunicado. Un atento seguro de vida por 55 € más. El cual durante 3 ó 4 días resistió desprenderse de su cuenta, sin darse por enterado de que el rechazo de cualquier pago tiene efectos inmediatos en la cuenta del ordenante.
El relato de mi amiga me hace compartir su congoja y plantear algunas cuestiones a quien corresponda:
¿Este es el crédito que el gobierno inyecta a los bancos para que llegue hasta nosotros?
¿Cómo es posible que estando el dinero a poco más de un 1% - al que ellos lo obtienen- se dispare el "TIN" o el TAE hasta un 14% sin contar los añadidos de comisiones (en este momento, aún más: mínimo 75 € por apertura) más primas de seguro de vida? ¿Si mi sufrida amiga no quería más de 600 € a pagar en unos pocos meses, es posible, lícito y legal que devuelva la mitad al primer canto de un gallo?
Pues sí, lo es, con la legislación en la mano. En otros países existe un límite fijado a la usura, aquí lo más no sobrepasar 3 veces y media el interés legal del dinero, ahora mismo, si no me equivoco, permite llegar a las benefactoras entidades financiera al 17, 5%. Y aún debemos darles las gracias a la centenaria ley de Azcárate que la persigue. Me refiero, sí, a esa ninfa que llaman Usura y a la que nunca alcanza.
Cuando España aún era la reserva espiritual de Occidente la perseguía con más saña hasta exterminarla en la hoguera de herejes, conversos o judios recalcitrantes. El vigente código penal de la democracia se ha hinchado de nuevos delitos, de nuevos herejes de la disidencia; a cambio, ha despenalizado la usura. Si usted acude a un juzgado, bien por lo civil o bien por lo penal, lo lleva claro. ¿Se lo explico? ¿De cuántos abogados y demás cuerpo técnico dispone? Si acude al Banco de España previa queja ante su ex-amigo banco, tal vez le inviten a unas cañas, si usted se las paga -faltaría más- para que no se tome la vida tan a pecho.
Ya se lo dice ese flamante diploma que le acaban de otorgar, y usted, tan desagradecido:
"Te devolvemos tu confianza para que la gastes en lo que quieras".
"Unas merecidas vacaciones, una reforma, un "sí, quiero", una urgencia, un "te lo mereces"...
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