martes, 28 de diciembre de 2010

¡Ay, democracia! ¡Nueva canción política de Krahe y epitafio al sistema!

Hace más de 4 años le pedí al amigo Juanito Kalvellido una ilustración para mi original soneto que más abajo reproduzco. Debió de darse cuenta de que los méritos del poema había que atribuirselos al maestro Neruda porque lo que me pintó fue el busto del vate chileno, y también compañero. Yo luego prescindí de su gracia y en otros medios usé esta viñeta (de portada) suya que ya conocía, más oportuna.
Hace más de 4 años que al bueno de Javier Krahe le robé 2 versos, sirva como atenuante que solo fue uno, el segundo, pues el primero él lo tomó prestado de Neruda. Pongo "los suyos":

Me gustas, Democracia, porque estás como ausente
con tu disfraz parlamentario,
Y los "míos":
Me enojas cuando callas porque estás como ausente,
y huele como a cieno, tu disfraz parlamentario.

Es sabido que Krahe tarda tanto en escribir sus canciones que uno puede remedar el Quijote como hizo Avellaneda. Mas no logré nada parecido. En noches de Malasaña y de Galileo, Javier me fue cantando sus progresos y yo aún me avergüenzo de que en unas horas perpetré lo que arriba llamaba original soneto:
Me enojas cuando callas porque estás como ausente,
y huele como a cieno, tu disfraz parlamentario.
Parece que la justicia te la hubieran robado
y que tus dueños no te dejaran salir del armario.
Me enojas cuando callas y estás como distante.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Me regalas el voto… campañas electorales,
políticos amables… me toman por masoca.
Pero ocultan que escondes el averno,
que tan bien pintó el divino Dante:
Oh, selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura”.
Eres la menos mala de las formas de gobierno,
pero te pareces a la palabra hipocresía.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza.
Déjame al menos también que te mande al cuerno.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Y te pareces a la palabra tiranía.
Una palabra entonces, una tiranía tapa.
Y estoy triste, triste esta noche de que sea cierto.
(http://www.kaosenlared.net/noticia/y-te-llaman-democracia)


El Krahe para algunas de sus mejores canciones se toma todavía más tiempo, le distraen musas y musarañas, recuerdo ahora los endecasílabos esdrújulos de las Antípodas, más difícil todavía su Minimal de Amor, con versos mínimos de sílabas y sin embargo legibles; tampoco hay que desdeñar su plagio de la Odisea, Como Ulises, o esa balada incluso bailable y enamoradiza (¿te acuerdas Marisa?) de Paréntesis, por no hablar de su Conócete a ti mismo, igualmente publicado ahora, ¿ ya 2011? y empezado en 2003. ¡Ah, cono! Me olvidaba de su más lograda letra, Piero della Francesca, ahí sí que se justifica un moroooooso y deleitoso retraso hasta llegar a ese coño, morenó saladó, como el de la copla....
Volvamos al artista, dado que su letra sigue así:

con tus listas cerradas, tu Rey, tan prominente,
por no decir extraordinario,
tus escaños marcados a ocultas de la gente,
a la luz del lingote y del rosario.

Para mí al principio sus sutilezas irónicas sin más desarrollo que esos 2 versos me irritaban un tanto, por eso que discúlpadme que en una noche aciaga me ofuscase y buscara por mi cuenta unos versos más directos. Luego, pasados unos meses, unos años, Javier siguió cantándome:

Me gustas, ya te digo, pero a veces querría
tenerte algo más presente
y tocarte, palparte y echarte fantasía,
te toco poco últimamente.
Pero, en fin, ahí estás, mucho peor sería
que te esfumaras como antiguamente.

Yo agradecía que cada solsticio me obsequiase con una nueva estrofa, aún fuera por teléfono. Le notaba esforzado, tú sabes -me decía- que prefiero las canciones sentimentales, pero quiero dedicarte esta. Entonces teníamos algunas discusiones sobre la oportunidad de las canciones políticas:
- Javier, si son inútiles, ¿por qué en el 85 cuando la OTAN te cerraron la boca?
- Pero yo ya entonces decidí escribir solo de lo que me divierte.
Al artista de una pieza le dolía el desamparo que sufrió por los que más boquilla ponían al cantar con libertad contra el poder o lo que fuera y que pálidos enmudecieron y no cantaron nada. Paso los años contando los que en este país se atreven a desafiar al poder y me quedo solo contigo, tú, que tienes razón, nunca has sido cantautor político:
HOMBRE BLANCO HABLAR CON LENGUA DE SERPIENTE, (señor Presidente, Pte., X)

Los sesos rebozados de delfín
que Franco se zampaba en el Azor
nos muestran hasta qué grado era ruin
el frígido y cristiano dictador.

Fue un tiempo de pololos, tinieblas y torturas...
volvamos al aquí y ahora
donde tú, Democracia, ya sé que me procuras
alguna ley conciliadora,
pero caes a menudo en sucias imposturas,
fealdades que el buen gusto deplora.

Ahí, ahí, levanta acta del cadáver presente: "Vicente, yo sólo te quiero de cuerpo presente" (Vecindario):
Como el marco legal siempre le queda chico,
y a eso el rico es muy sensible,
si tirando, aflojando, empleando un tiempo y pico,
se hace un embudo más flexible,
que tú apañes la ley a medida del rico
al fin y al cabo es muy comprensible.

¿Pero qué hay del que tiene poca voz,
privado de ejercer tantos derechos,
porqué al nudista pones albornoz,
qué hay de los raros, qué hay de los maltrechos?

¿Quién decía que la calidad de una democracia se mide por su trato a las minorías? Al nudista pones albornoz, ¡Viva la libre expresión!
Así continúa el cha-cha-chá:

Y tus representantes selectos, Democracia,
tus güelfos y tus gibelinos,
cada día que pasa me hacen menos gracia,
sus chistes son para pollinos.
A enmendar tus carencias te veo muy reacia
y están mis sentimientos muy cansinos.

Y como ya me aburre decir continuamente
"eso no estaba en el programa"
no cuentes con que vaya hacia ti cuatrianualmente,
no compartamos más la cama,
vamos a separarnos civilizadamente.
Y sigue tú viviendo de tu fama.

Triste despedida:

Cuando veas mi imagen taciturna
por las cívicas sendas de la vida
verás que no me acercan a tu urna.
No alarguemos ya más la despedida.

¿Es una canción de amor, de desamor, tal vez?

Agotada la vía parlamentaria, rediviva la tecnocracia (en su nueva versión globalizada), hábil disfraz de los intereses menos confesables, ¿qué nos queda? Habla, pueblo, tú.

(Como el Yeti, continuará)

domingo, 19 de diciembre de 2010

Del rojo y amarillo al blanco

Este blog ha permanecido más tiempo del previsto con una entrada cursi en que rendía pleitesía al otoño y sus colores. Y mientras, mudo, en blanco. Dan ganas de seguir la misma corriente. De hecho lo hago, de blanco en blanco sigo porque me toca el invierno, que un día de estos empezará también ad calendas...Es lo propio de un blog cuasi familiar. Lo que no quiero es que se cuele gente aprovechada, que me parece bien que vaya a lo suyo, pero que al menos sepa ser agradecida. Lo cual, tampoco esperaba, ya que la hidalguía no abunda. Lo mismo que el talento y otro pico de inteligencia.
Así fue que la semana del 20-N, en que estuve tan cerca de donde murió Durruti, en esta página rindiendo culto a Brumario, quedará en brumas.
Por el contrario, podríamos hablar del centenario de la CNT. Hace bien poco, conocí a uno de los cámaras que grabaron el multitudinario entierro de Durruti, cámara al hombro. Se trata de Juan Mariné. Tenía 16 años, ya dos de experiencia filmando, y una ilusión que era colectiva por hacer bien las cosas, se contase con pocos medios o menos: para que las imágenes de la cámara sobre el hombro no registrasen su cabalgar, llevaban un libro en el sobaco. Juan, en la batalla del Ebro hizo las fotos del frente que le pidió el comandante Líster. Pasó a Francia y se fugó del campo de Argelés una noche de gélido invierno cavando por debajo de las alambradas y caminando junto al mar hasta llegar a una casa que le acogió. Cuando años más tarde volvió a Barcelona para seguir su oficio, le dió el carnet el mismo miliciano en el mismo palacio que en el corto verano de la anarquía del 36. "¿Anda, y tú que haces aquí!". Por lo visto, era un espía. Otro día, os cuento más. Juan Mariné, después se encargó de la fotografía de un montón de películas, las de Joselito, por ejemplo. Y sigue en activo, (el 31 cumplirá 90) de restaurador de películas como el entierro de Durruti, en la que por cierto se ve a un grandullón con el brazo en cabestrillo al lado de la compañera del héroe libertario...el sargento Manzana. Ya conocíamos la foto.
Vuelvo al blanco. Parada en Aranda para repostar y lo que fuera menester.
De las pistas de Valdezcaray tras un caldo y pasar por la zona de pic-nic bajamos al valle del Oja, mercado del camino atiborrado en Santo Domingo con los primos Javi y primas Elena y Marian.
De vuelta a Madrid tuve que pasar por Logroño, entramos en El soldado de Tudelilla en la calle San Agustin, donde cada vez se está más a gustín, con tantos templos nuevos que honran a Baco. Pero más que sus copiosas barras, prefiero los chicharros escabechados y sardinas picantes (razón Ikuko) de esa taberna a la que mi padre me llevaba en los tiempos en que estaba en la calle Laurel y aún era mucho más estrecha. Ahí conocí a sus fundadores, Tomás, ya fallecido como mi padre, y su mujer Jacinta, que esa misma tarde hablaba por teléfono con su nieto mientras este desde la barra nos atendía. Tomás y Blas Nicolás José hicieron la guerra juntos y compartieron una camaradería imborrable, porque algo bueno tienen que tener las guerras y yo que era un mocoso de la edad de Martina lo notaba cada vez que bajábamos a Logroño. Mi padre, de buen comer, prefería su vino peleón y brindar por el buen vino de aquella juventud a marcharse sin saludarlo.