martes, 31 de diciembre de 2013

LA BIBLIA DE MOU/CUENTO DE NAVIDAD

A veces los caminos del Señor son inescrutables. Hace tiempo que mantengo un modesto blog con incurable molicie. De vez en cuando cuelgo en él estas columnas o en una web jurídica especializada en el deporte. A primeros de mes, recordarán que publiqué otro cuento no navideño titulado "El librito de Schopenhauer". Recientemente, ha merecido un comentario, especialmente nada amable, de quien se hace llamar "The Special One". Os lo paso: "Eu sou un treinador top y tu outro calunista (!) de merda. Te voy a processar. No tens profundidade...".
Si es quien me temo, este humilde columnista, no calumnista (o columniador) si es que pretendía hacer un juego de palabras, pensaba que este este señor ya nos había dejado en paz, pero veo que desde la Premier, aunque no paran ni en estas fechas ni entre semana, aún saca tiempo para leer todo cuanto sobre él se publique, aunque no siga la prensa y medios deportivos.
Me acusa de mentir, de que le han llamado muchas cosas, pero  que no acepta que le llamen ladrón. "Soy un católico profundo, ya denuncié a otro pseudo-periodista por decir que yo si atropello a alguien me daría a la fuga. Es intolerable". A lo que añade: " Yo al señor Pep nunca he querido robarle nada. Y menos su libretas. Estuve 4 años con él y yo le enseñé todo. Pon eso, si tienes cojones. Por eso yo soy el puto amo, como él mismo dice, y él, un puto..."
Como no me ha dejado alternativa, lo pongo. Además es verdad. El rival de Pep antes de cada partido lo que repasa es la Biblia, porque le da una "sensación positiva". Una Biblia protestante que le regaló Kaká y que tal vez le ayude a protestar. Se trata de la primera que fue traducida al portugués por un tal Almeida en el siglo XVI. En Brasil la editan los evangélicos que son muchos también entre los futbolistas. Como Kaká, que es un atleta de Cristo.
Y no cita a filósofos tristones como Schopenhauer, sino a científicos de la talla de un "tío que se llama Alberto" (Einstein): "La única fuerza motriz más potente que el vapor, que la electricidad, que la energía atómica, es la voluntad".
Gran motivador. En el Txistu cenando con sus discípulos por estas tiernas fechas, hace tan solo un año, me imagino la profecía de este mesías. "Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar". Casillas, ese Judas descubierto, derrama nerviosamente el salero. Días después se lesiona.
Mou es un tipo desengañado. Sus lecturas del Eclesiastés no hacen sino aumentar sus sospechas. "Todo es vanidad y correr tras el viento". El rostro del portugués va perdiendo la sonrisa, se oscurece y las canas le van ganando. Siente que algunos jugadores ya no le siguen. Es su tercera temporada, ha derrotado al Barça y ha llegado la hora de ganar más títulos, sobre todo la décima, que es su máximo objetivo. Sin embargo, sus otrora fieles discípulos han dejado de idolatrarle. Están muy crecidos porque los hay que aparte de campeones del mundo, han vuelto a ganar la copa de Europa. Su particular becerro de oro. Sabe que murmuran y se halla cada vez más solo en la inesperada travesía por el desierto. Necesita vigilar sus móviles como un dios omnisciente, todopoderoso. Otra vez regresa la humillación de su etapa de traductor en que ganaba dos duros y nadie le hacía caso. Por sus venas crece la indignación de sentirse como un emigrante portugués más, igual de despreciado. Uno de sus jugadores se reía de Él en un mensaje mandado a Valdano. Había conseguido echarle, pero comprobaba agriamente que no del todo. "Mou se cree más importante que los que metemos los goles", lanzaba el futbolista. "Cuando empieza el partido, el entrenador es un pobre tipo que pone su cargo en manos de los jugadores. Creerle dueño del resultado no es más que una ilusión", reflexionaba el exmundialista retórico.
 
YO SOY JOSE MOURINHO

(A Rafael Chirbes, amigo de mis amigos, por su loa al Torquemada galdosiano).
Yo soy José Mario Santos Mourinho Félix  y Blas es un buen chico con talento que me ha cedido hoy su columna para contestarle. Aunque empezaré por Valdano y los consentidos que había hasta que llegué yo. Por ejemplo, Cris se cree  Samson y que los goles los mete él, no yo. Pero que va a saber un niñato inmaduro, con una infancia difícil, sin la educación apropiada, y que en el Manchester era un piscinero, eso tampoco se lo consentí en el Real.
Luego está Casillas, un tipo que el primer día me pide que se retrasen los entrenamientos. ¿Qué creéis que iba a pensar yo?    Casillas: "¿Podemos retrasar una hora el entrenamiento?"
Yo: "¡¡¡NO!!!"
Casillas: "En lugar de entrenar a las 10 nos gustaría si es posible hacerlo a las 11 para poder llevar a los niños al colegio."
Yo: "¡Pero si usted no tiene hijos!".
Bueno, ahora sí va a ser padre por esa Carbonero que lo ha echado a perder. Yo buscaba un líder en el vestuario. Se lo propuse a Raúl "tío, aunque no juegues, vas a ser el puto amo, eh", pero el jodido se fue. Luego busco a Casillas y me lo encuentro en un rincón, sin querer saber nada, comiendo hamburguesas. "Prueba Mou, son muy buenas, me las hacen mis abuelos con ternera de Ávila, de Navalacruz".
Ah, eso le dije a Iker, pero aproveché para señalar a  Benzema:
"Si fuera por ti tendría que hacer los entrenamientos a las 12:00 porque a las 10:00 estás durmiendo y a las 11:00 sigues durmiendo." Yo por eso desde que llegué a Floren le pedía un 9. Mi amigo Mendes, un gran tipo -¡cómo hemos progresado los dos desde que nos conocimos en Viana do Castelo!- ya tenía pensado uno. Hugo Almeida, 1, 91 de estatura, además mucho más barato que el Ansias, como le llaman sus querido compas. Qué gracia, ahora en la Premier a mí no me llaman el Especial, y mira que les dije, sino también el Anxious!
Por eso,  por la falta de un 9 me resigné y usé un refrán portugués que dice que si no tienes perro, pues cazas con gato. El problema con Karim es que es un conejo. Una vez quiso conocerme un tal Marías, como no le presté atención en un artículo me llamó chamán de feria y le rió las gracias al viejo rijoso ese que dice que el Madrid juega "como un ratón" mientras el Barça juega "como un león".
Si Floren me trajo a Madrid fue para abrir las aguas del Mar Blaugrana, porque los jugadores en sí, y más en Madrid, son siempre un problema. Yo en el Oporto gane una Champions con once desconocidos. Cuando fui al Inter, más de lo mismo, aún está Materazzi, mi querido tuercebotas, llorando mi inesperada marcha. Para ganar en el fútbol, lo de menos es jugar al fútbol, al revés, a la larga es más bien un problema. Yo se lo decía a Marcelo, "¿Tú me puedes asegurar que cada vez que subas vamos a meter gol?". En cambio, es más probable que sus veleidades las acabáramos pagando. Solo piensan en ellos. Por eso, mi amigo Mendes dio con la solución: fichamos a Cointreau. Total solo costó 30 milloncejos. ¿Que es eso para el Real Madrid? ¿Ah, que es un defensa? Para mí son los que más valen, como mi amigo Pepe, bueno, hasta que se le fue la pinza....
Si por mi fuera en vez de Casillas, Adán o Eva, pondría a mi hijo de portero. El fútbol es una cosa muy seria como para dejarla en los pies de los futbolistas. Lo que prima es la confianza, que se rompe en cuanto oigo risitas: "Se cree George Clooney". Hacía como que no les oía. Volveré cuando no estén. Me lo ha prometido Floren. esta vez él hará el hará el trabajo sucio. Se irá Casillas, se irá Ramos. Je, je, aún no he hablado del hortera de Ramos. Le alababa sus peinados, pero es que no me quedaba otra. Y luego, era yo el malo . Cuando se vayan, hablaremos.
(Artículos publicados en el Diario de Soria/El Mundo)

lunes, 2 de diciembre de 2013

El librito de Schopenhauer

A Osvaldo Soriano.
Mourinho metió un dedo en el ojo del entonces segundo de Guardiola, consumando su impotencia tras una derrota más en el Camp Nou, el estadio donde ejerció como traductor mientras aprendía magistralmente el oficio de entrenador. Hacía ya un tiempo imborrable que no se comunicaba con Guardiola. En ese nefasto clásico, al salir de los vestuarios al campo se dieron fríamente la mano pero su mirada oblicua buscaba dar con el cuaderno con rulo y bolígrafo que llevaba el elegante Pep. Porque no era una libreta como la de Van Gaal, sino un librito encuadernado.
Mourinho como buen aprendiz se había molestado en indagar entre las lecturas de grandes colegas, en buscar con provecho el secreto de sus éxitos. Llegó a saber, en su breve y laureada etapa con el Inter, que Helenio Herrera, además de atesorar su gran escuela del mundo (desde su niñez su biografía es apasionante por el vértigo mundial de su accidentada identidad) leía entre concentraciones y aeropuertos a Erich Fromm, ya saben, El miedo a la libertad fue un best-seller, impropio de los libros de filosofía, y el mago supo sacarle su rendimiento.
Mourinho buscaba una lectura similar que adecuada a su tiempo le sirviera para domesticar los egos del mayor club del mundo, incluido su personal directivo que le mendigaba terminar con la hegemonía de su rival periférico a cualquier precio.
Guardiola, muy cauto y precavido, se percató de las intenciones del portugués. De hecho, Mou durante ese partido se desentendió de lo que ocurría en el terreno de juego. Solo le preocupaba robarle su libreta. A todos sus secuaces repartió órdenes, en realidad, una sola orden: que la pillasen. Desde los primeros minutos, lo que no suele ser costumbre, mandó a la banda a calentar a sus hombres, pero el míster de moda no abandonaba ni por un momento su librito. Para ese menester, más que su banquillo de lujo hubiera necesitado a los más hábiles descuideros del Metro de Madrid. Alguna Ibrahimovic hay.

Gracias a un topo de su bando, y que gracias al secreto profesional no desvelaré, he sabido a quién leía el filósofo de Santpedor. ¡A Schopenhauer! ¡Y en alemán! Ahora entiendo porque perdió el pelo, así como su vejez prematura.
En un libro reciente, Ibrahimovic, cuenta como el filósofo hasta llegaba a usar el latín para comunicarse con toda la tropa en los entrenamientos. Desde esos primeros días, -confiesa el gigante sueco- me entraron las risas y jamás me lo perdonó.
-Socius malorum, compañeros de sufrimientos, my fellow sulfferer!Joder, yo le contesté en romanó y me mandó a correr a la banda. ¡Que poco feeling! Ya me avisó, Eto'o, pero...

Pepe Guardiola, continúa el zíngaro sueco, nos tomaba por bárbaros, sobre todo a mí. Ahora sé que Schopenhauer le aconsejaba a través de su librito proscribir la verdad para domeñar nuestras almas: Lo útil es utilizar el error, el cuento o la parábola para enseñar una fe positiva.

El cabrón nos hablaba de su filosofía, joder, cada entrenador con su librillo. "Mi filosofía es simple, puede resumirse en una única frase: el mundo es el autoconocimiento de la voluntad". Me tuvieron que sujetar, y ya sabía que con esa panda de catequizados mis cartas estaban marcadas. En cualquier otro equipo, le hubiéramos mandado a freír espárragos a la Macedonia, pero...Nos decía, el fútbol no debe ser una obligación, sino un regalo. Qué jodido, interpretaba a su negro al revés. El verdadero filósofo, que paseaba hacia Sachsenhausen con su perrito de lanas, habló de la vida como una labor sin reposo, como lo es cada semana mantenerse en la elite, "una competencia sin tregua, un combate interminable".
El próximo verano que me he quedado sin Mundial terminaré con él, aunque tal vez no haga falta si del Bayern le acaban echando a patadas. Está loco. Claro que hay topos. Pero no, mejor lo aprovecharé con Schopenhauer en las Seychelles, je, je, yo le mangué el librito con sus comentarios a mano. En realidad, por eso me echó.