lunes, 26 de noviembre de 2012

La muta: I El escarmiento. II El Botín. III Moriremos nosotros también


Hace unos meses leí un artículo de Sánchez-Ostiz en el que una sola palabra me ha unido racialmente a un escritor del que lamentablemente no había leído de sus más de 50 libros ni siquiera uno. Decía el augusto navarrico: "Une mucho la muta".
Mi afán curioso llegó a preguntarle al autor por la procedencia de esa palabra para mí desconocida. Pensé que hurgaba en el habla de la muga pirenaica con la baja Navarra francesa, pero Miguel, habitante del Baztán, me contestó que no es palabra del vulgo local, sino francesa. Y es casualidad que a los pocos días me encontré con dicha parole infinitas veces. Comenzaba entonces un segundo libro sobre teoría crítica deportiva (más concretamente una crítica teórica del fútbol, de dos autores franceses, Brohm y Perelman, que a este lado de los Pirineos permanecerán intraducibles). En él se afirmaba que las muchedumbres embriagadas por el fútbol son esencialmente "des meutes  guerrières, des meutes de chasse et de lynchage". Repetidamente la palabra tomaba su protagonismo, incluso para denominar las unidades policiales antidisturbios: antiémeutes.
Pero aquí me interesa destacar la prosa periodística de un grande de nuestro tiempo escondida en lo que desde Madrid llaman un diario de provincias:
Une mucho la muta, el olor del acoso, la vista de la presa. El nosotros sale muy fortalecido y el verbo de los cazadores se enciende, aunque sean ladrones, especuladores, abusivos, tramposos en sus relaciones, infractores natos, timadores, chanchulleros... Me conozco a esa sucia tropa, una limosnilla de penitencia y vuelta la burra al trigo, pero ay, el sexo, ay. Robar, bien, disfrutar del sexo, eso no, ni tú ni nadie.
Miguel Sánchez-Ostiz nos va a regalar para estas Navidades, espero, una obra magna, dividida por imperativos comerciales en tres fases: El escarmiento, El botín y Moriremos nosotros también.


Habrá quien piense que es otra maldita novela sobre la guerra civil. Efectivamente, la guerra debería ser cosa del pasado, una página cerrada, sobre todo una página sin vuelta para   toda la humanidad. Sin embargo, más que los grandes proyectos a la gente mediocre le une la muta. Más que la felicidad a la gente frustrada le une la muta. Quien jamás ha metido un gol memorable en ninguna puerta necesita un "nosotros fortalecido", "el olor del acoso, la vista de  la presa".