viernes, 6 de abril de 2012

El año del Mirandés

No recuerdo haber hablado aquí de fútbol, a lo más puede que de ciclismo, deporte este último que sí he practicado. En cuanto al llamado deporte rey, pues en la edad adulta lo he seguido con prudente distancia. Un hecho reciente, las gestas del Mirandés en la Copa, me ha hecho prestarle más atención en cuanto ha tenido de fenómeno popular que devolvía por momentos este espectáculo un tanto a sus orígenes fuera del circo mediático y la jaula de oro que lo encierra. Por otra parte, nací a pocos kilómetros de la ciudad homónima del Ebro, a la que he dedicado algún sentido artículo (por cierto, con amplia difusión en las redes). Es esta vertiente social la que me interesa más. Si leéis lo que sigue, comprobareis hacia donde van encaminados mis pasos.
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Tuvo Miranda una importante judería. En Tudela, Ebro abajo, se conserva una espléndida sinagoga dentro de lo que ahora es su catedral. En cambio, si nos encontramos en el depauperado casco histórico mirandés nos costará algún esfuerzo dar con la propia. Tampoco la podremos visitar: se halla cerrada. Pero no el monumento como tal, sino el bar donde se ubica y que en estos momentos tiene puesto ese ominoso cartel de "cerrado", lo mismo que otros negocios y principalmente las industrias que forjaron durante las últimas décadas un fuerte desarrollo y acentuaron el carácter laborioso de una urbe envuelta entre la llanada alavesa, la vega riojana y la economía vasca.
Si vamos a la otra punta de la ciudad, acudiremos también al desmontaje de una estación en la que paraban todos los trenes que iban hacia el Norte, los que proseguían hacia Francia o los que inversamente se adentraban en la meseta, una vez superado el desfiladero de Pancorbo, camino de Asturias, Galicia o Portugal, o bien hacia la capital o por el corredor del Ebro hacia Cataluña y el Mediterráneo; mientras la hábil propaganda oficial nos vende -o lo hacía antes de los recortes- unas comunicaciones modernas de alta velocidad.
Pues bien, el espejo del fútbol nos devuelve alguna imagen similar. La alta competición por imperativos de como está montado el negocio solo llama a unos pocos al tiempo que los estadios quedan visualmente vacíos, apenas sin aficionados. Y para colmo, muchos son nuevos y más grandes, como esos aeropuertos sin aviones que asolan buena parte de la península, fruto de la fiebre especuladora del cemento y del pelotazo, si se me permite la redundancia ya que hablamos de fútbol.


Como la vieja estación de ferrocarril el campo municipal de Anduva conserva unas instalaciones de otro tiempo con una grada cubierta sin asientos sujeta por vigas de hierro que impiden una completa visión, así como la cercanía del césped dificulta el seguimiento de las jugadas que se desenvuelven pegadas a la banda. Sin embargo, esa falta de comodidad desata la animosidad de una afición única, acostumbrada a seguir al equipo por campos aún peores. Una tribuna que huele a puro barato (¡ay, qué ha sido de los contaminantes humos de la FEFASA!) y a destemplado aguardiente frente al tendido de los asientos de sombra. A falta de un fondo Sur o de un aguerrido fondo Norte las entradas de General conforman un Frente Popular que podría evocar -sus colores rojo o rojinegro ya lo evocan- a la coalición republicana del 36 triunfante en el consistorio mirandés. Y es que el Mirandés a lo largo de su historia se debate entre ser cabeza de ratón o cola de león y ha alternado temporadas bregando con históricos como Osasuna, Alavés, Real Unión, Logroñés o el mismo Eibar (al que hace poco derrotó) en pos de conocer la segunda división; con peregrinaciones por la actual tercera devaluada y estadios de regional donde solo su fiel hinchada llenaba las imaginarias gradas.
En los ya famosos cánticos de su afición hay siempre un recuerdo para esos tenebrosos tiempos, porque están muy cercanos: "Había una vez un equipo chiquitito..."
Entonces, ¿qué ha podido pasar para que dentro del ambiente general que mueve el fútbol y la depresión axfisiante del entorno florezca este humilde Mirandés, equipo de moda?
(De moda, puesto que pasada la euforia copera, mantiene una presencia en los medios y sobre todo en las redes sociales superior a bastantes equipos de primera).


Algunas de las respuestas posibles las he esbozado antes. Lo mismo que se desconoce la fuerte personalidad de este enclave norteño por muchos de los que han seguido incrédulos su aventura copera, se ignoran datos en lo tocante a lo puramente deportivo. Por ejemplo, las dimensiones del campo de Anduva son homologables a los mejores estadios de primera, y sobre su cuidada yerba se asienta un esplendor basado en el juego de toque por encima del juego aéreo y de segundas jugadas, más propios de la categoría y de campos de charcos y barro. Para ello, es decir, para contar con los jugadores que lo pongan en práctica, es obvio que se han tenido que hacer las cosas bien. Una fundamental: mantener la autonomía del club en la esfera de sus socios. Es de los pocos clubes españoles que debido a sus saneadas cuentas han podido evitar la forma de sociedades anónimas, no perdiendo su control en manos de aventureros sin escrúpulos que pusieran en peligro su futuro como en equipos vecinos y de más postín ha sucedido.
No conviene olvidar por tanto que la anterior directiva encabezada por Félix Pipaón, cariñosamente conocido como el Pipa, ascendió al club deportivo Mirandés de nuevo a la 2ª B y sentó las bases de un buen equipo profesional al crear el cargo de secretario técnico y nombrar para él mismo a Carlos Lasheras, procedente del arruinado Alavés que ese año aún militaba en segunda. Pero esta incorporación al conjunto rojillo ocurrió dos peldaños más abajo, en tercera, lo que muestra la firme creencia en el proyecto. Empezaron a llegar jugadores asendereados en las nuevas lides y el entrenador que ha demostrado ser el más idóneo para alzar el vuelo: Carlos Pouso.
La enorme decepción que supuso el fallido ascenso a segunda en las postrimerías del definitivo play-off en otras latitudes tal vez hubiera tenido otras consecuencias. Aquí afianzó la buena gestión en todos los estamentos del club y ha dado si cabe más brillo al hecho de llegar a semifinalista en la copa del Rey partiendo desde la categoría de bronce. A este logro histórico se une su primera copa de Castilla y Léon y a poder cerrar la actual liga con muchas posibilidades de quedar primero -también por primera vez- a falta de 5 partidos. Desde luego, Ramiro Revuelta como presidente de la entidad tiene reservado su nombre para inscribirlo en esta gloriosa página. Pero aún falta lo principal, el difícil ascenso. Y cuidar detalles como los que han motivado la salida de Pepe Uslé. Los cuales no han sido aclarados por ninguna de las partes. Mucho mejor que todo ello hubiera consistido en buscar una solución práctica o legal a las desavenencias, más ante alguien que ha estado muy a su lado.
Podrían haber tenido más en cuenta el ejemplo de la plantilla. Carlos Pouso ha conseguido mantener el pulso en dos competiciones de manera que los once que han salido a disputar cada partido han sabido estar a la altura, incluso de la élite: quod erat demonstrandum. Que este equipo viene haciendo las cosas de primera, con una profesionalidad encomiable. ¡Claro que para Pouso debe también existir un equipo titular! Sin embargo, bien por lesiones, sanciones u oportunas rotaciones no lo parece...Hasta tres porteros han guardado la portería de los rojillos con indudable acierto. Siguen con 15 dianas siendo el equipo menos goleado del fútbol nacional. No se llevarán ninguno de ellos el premio Zamora, aunque Nauzet especialmente no quedará lejos.
Ahora bien, en la defensa siempre hay 3 torres, el exprimera Caneda (del Athletic Club), Corral, muy peligrosos también como atacantes, e incluso otro veterano, Aitor Blanco, capaz de meter 2 goles en el propio San Mamés, y otro habitual, Raúl García. En las bandas están Garmendia y Ernesto, pero como este es baja últimamente, hemos visto en esa posición al polivalente Iribas, que esta temporada venía jugando de interior.
En el centro del campo falta el capi Iván Agustín y Nacho Garro, pero el mister cuenta con la seguridad y orden de Mikel Martins, la reciente incorporación de Antonio Martínez, joven valor proveniente del Real Madrid B, la profundidad de Muneta y los recambios de José Ángel y Borrell.
Arriba Mújica lleva un buen número de partidos junto a Alain Arroyo, otro fajador del área al que todavía recordamos en el vestuario "haciendo surfing" antes de salir a Anduva a comerse, o más bien cenarse (por la hora) al Espanyol. Todo un gesto. Lambarri, otro lesionado, fue una pesadilla en el juego aéreo para los defensas de primera de la copa. Rayco, del Rayo, ha venido a cubrir su baja y la de Pablo, y está teniendo minutos para ir haciéndose al juego del equipo. Es también el caso del canterano, Asier Barahona, que en Torrelavega igualmente salió de titular. Falta la estrella, incluso mediática, de este Mirandés, Pablo Infante. Quienes lo reclaman para la selección no exageran como por lo insólito nos puede parecer. Por el rendimiento en esta temporada se lo merece. Es además el pichichi con 6 tantos de la Copa. Solo su pubialgia le limita. Esperemos que en el play-off vuelva a ser determinante. De esta forma este burgalés encontrará definitivamente en Miranda el equipo que le faltó en la capital y el canterano Barahona sería deseable que siguiera creciendo a orillas del Ebro. Puede que así el bar cerrado de la vieja sinagoga reabriera sus puertas, la ciudad recuperara la confianza que por historia le pertenece y los trenes pararan en la estación como siempre. Con destino a segunda y lo que venga.
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* La foto de portada corresponde al nuevo Malecón de Torrelavega. Muestra lo que digo en el texto: que se han cargado el fútbol modesto, de ahí la rara flor del Mirandés. Un campo nuevo, pero casi vacío y eso que iba el equipo de moda. El de la nueva Balastera de Palencia por lo visto es tan bonito o parecido, pero su equipo está luchando aún más que los cántabros por evitar el descenso.
Este reportaje se publicó en la edición impresa de El Mundo/El Correo de Burgos el 9 de abril. A falta de una versión digital completa en su web, aquí tenéis el contenido (incluso con enlaces:
"hipertexto"), otras fotos y comentarios. También lo podéis leer a través de Facebook o Twitter. Por cierto, alguno de esos "links" los he puesto después. Puede que sea casualidad: el día siguiente al mío, apareció una especie de secuela en el Diario de Burgos. El resto de la semana El Correo Español, ed. de Alava, ha sacado asimismo unos balances hasta la fecha de la temporada del Mirandés que son los que he enlazado, porque avalan con datos lo que expongo sobre las rotaciones, etc.