jueves, 2 de agosto de 2012

Pascal, el destino y el Mirandés


En dura pugna con el hijo de la Esperanza Aguirre he sido nombrado asesor del Mirandés*, recién ascendido a la LPF (Liga Profesional de Fútbol para los profanos, si es que quedan). Esta pasión recobrada de la infancia me está llevando a reflexiones pascalianas como esta que regalo a mis sorprendidos e improbables lectores: ¡sí, soy el tocayo de Blaise Pascal, un philosophe del siglo XXI!
*Coño, que lo de consejero o asesor es broma...
Pascal, el destino y el Mirandés

El espectáculo del fútbol en su más alto grado, recordemos la última final de un Mundial con ese gol agónico de Iniesta (en el caso reciente del CD Mirandés, el play-off de ascenso contra el Atlético Baleares con ese penalti lanzado magistralmente por Pablo Infante), analizado en todas sus dimensiones, nos lleva a pensar si más que tratarse de un mero juego intrascendente, conduce a los tres órdenes que, según Pascal, son constituyentes del destino humano. François Brune en su breve ensayo "Un resumen de la condición humana" los adecuó a este gigantesco fenómeno de masas. A saber:
- El primer orden es el de la realidad concreta, técnica y física que se desarrolla sobre el terreno. Es el orden de la eficacia pura: sólo cuenta el resultado, hay que ganar. "Esto es el éxito, una ocasión, un gol". El triunfo desata una locura de emociones incontenibles, una catarsis cuyos efectos benéficos son incuestionables.
- El segundo orden, más humano, es el de los valores que los campeones ofrecen durante el espectáculo. Valores estéticos (la belleza del juego o de los gestos, la inteligencia de los pases, o la estrategia). Valores morales y sociales (el valor, la disciplina individual y colectiva, la emulación, la abnegación, el servicio a los demás, la lealtad, el heroísmo de las acciones con el marcador en contra). El brío del Deportivo Mirandés, su empeño, su generosidad, su mérito, suscitan la admiración de los seguidores que se reflejan en ese espejo, incluso la estima del adversario. Vector de entusiasmo en caso de victoria, este orden es también el de la consolación en caso de derrota.
- El tercer orden es el de la Fortuna, el de la acción sobrenatural y misteriosa del destino, que es favorable o desfavorable, que hace "oscilar" el resultado final en un sentido o en otro, independientemente de cuáles hayan sido los momentos de alegría o de pena, los méritos y los fallos, las cualidades técnicas y los éxitos parciales (¡la parte esencial de un partido consiste en intentos fracasados!), o de los acontecimientos concretos o morales que hayan constituido el desarrollo del partido. Es en ese orden metafísico en el que se coloca el equipo-esencia en su toma de contacto con su destino, cuyas vicisitudes hacen palpitar al espectador como un compendio de la condición humana.