viernes, 30 de enero de 2009

Siete días de enero en Río de Janeiro. (“Un artículo en marcha”)

Pascual Serrano me ha agradecido el detalle de que le dedicara "mis perlas publicitarias" hablando "de lo que dice la publicidad...", en pequeño homenaje a sus perlas informativas, que mes a mes nos regala en Rebelión y en dos libros recopiladas. Me comenta que anda por Brasil (Intervención en el Forum Mundial de Midia Livre (Medios Libres). Belem do Pará (Brasil), 26 de enero:Los medios y la crisis mundial). Me ha recordado que yo también estaba por esas tierras hace ahora 2 años. Él está en el delta del rio o mais grande do mondo, yo estaba en la "bahía" de otro río, bueno al menos así lo llaman: Sâo Sebastiâo do Rio de Janeiro. Para los que ni papa de portugués traduzco con glosa: San Sebastián, porque se fundo un 20 de enero, día del santo; Río, por simple despiste de los conquistadores, como allí son tan grandes....después de ver el Amazonas no me extraña; y janeiro como ya habrán adivinado es enero.
Como no tendrá nada para leer estos días al bueno de Pascual le he mandado mis vivencias de esas fechas. Las publiqué, pero como pasaba con el post de ayer están desapareciditas que diría el gran Mihura. Estas menos porque algún rastro queda. Para mi, que otra vez la censura, y es que de Rio no se puede contar todo. Las recupero también para ustedes.




Siete días de enero en Río de Janeiro. (“Un artículo en marcha”)
MULATO BAMBA
Esse mulato forte/ é do Salgueiro/ passear no tintureiro/ era o seu esporte.
Já nasceu com sorte/ e desde pirralho/ vive à custa do baralho/nunca viu trabalho/ e quando tira samba/ é navidade, quer no morro o una cidade/ ele sempre foi bamba./ As morenas do lugar/ vivem a se lamentar/ por saber que ele nâo quer/se apaixonar por mulher.
O mulato é de fato/e sabe fazer frente/ a qualquer valente,/ mas nâo quer saber de fita/ nem com mulher bonita./ Sei que ele anda agora aborrecido/ porque vive perseguido/ sempre e a toda hora/ ele vai-se embora/ para se livrar/ do feitiço e do azar/ das morenas de lá.
Eu sei que o morro inteiro/vai sentir/quando o mulato partir/ dando adeus para o Salgueiro./ As morenas vâo chorar/ e pedir pra ele voltar./ E ele entâo diz com desdém: “quem tudo quer…nada tem”.
(Samba de Noel Rosa, 1932. Del CD “Memorável samba” de Marcos Sacramento, 2003.)

No suelo dar cuenta de mis viajes, y menos literaria o escrita. Ni siquiera soy de esa mayoría a la que le falta tiempo para contarlos a sus amistades a través de encerronas caseras vía ordenador, diapositivas, etc. Y mira que con las actuales tecnologías ya no hay que esperar a la vuelta a casa para hacerlo. Remedando uno de esos clásicos spots publicitarios sobre limpieza, diría que “con el portátil e Internet el esperar se va a acabar”. En León, en medio del camino de Santiago, aunque dentro del oasis nocturno de su barrio húmedo, pude ser testigo de cómo un guiri peregrino mostraba al resto -¡llevaba en su mochila un ordenador!- las fotos de las jornadas precedentes.
Por mi falta de costumbre en este género, he pedido ayuda a Isaac Rosa[1], quien muy prestamente me ha sugerido:
-Haz como yo, vale, no una ‘novela en marcha’, pero sí al menos un ‘artículo en marcha’.
-Isaac, ya es tarde, la marcha o la samba que tampoco hubo mucha ya pasó. Va para 2 meses que regresé a Madrid.
- Qué bruto eres, amigo Blas, una novela en marcha es una forma, un recurso para escribirla, no para andar, vamos que no se escribe en tienda de campaña ni de boy-scout.
- O sea, que todavía puedo escribir el artículo….
Así que en esas estoy. Según me explicó, seguro que agoté su paciencia, sería usando el lenguaje posmoderno, un metaartículo. Me dijo, tomas un modelo de otros blogs donde cuentas, precisamente eso, sus últimos viajecitos, y vas analizando que es lo que cuenta mientras tú mismo vas dejando unas gotas de pintoresquismo, si es lo que procede, o de crítica social, política, arquitectónica o lo que se te ocurra, si es que estás inspirado. Mira Isaac, de estar inspirado haría un metasoneto, que es lo que ya hace bastante tiempo hizo Lope a Violante precisamente para explicarle, como bien sabes, lo que es un soneto. “Bueno, no te preocupes –con alivio concluyó-. Hacer un artículo es mucho más fácil”.

Y sin embargo, me asaltan las dudas. Río de Janeiro es una ciudad con demasiada fama. Tan buena como mala. Allí es verano, abundan los turistas (por cierto, que ni tengo claro si lo fui yo), los bandidos –así los llaman en portugués-, los jefes de estado, con perdón por mi asociación involuntaria (cumbre de MERCOSUR en el mismo hotel de Copacabana donde se han alojado tantas estrellas, artistas, tampoco sé como llamarlas). Debería pensar que es lo políticamente correcto antes de escribir. O ya que os escribo a vosotros, rojos impenitentes, tal vez debiera denunciar enérgicamente todo lo visto, y aún lo no visto, en vez de demorarlo entre caipirinhas y ensayos de las escuelas de samba.
Personalmente preferiría si me permitís comenzar por el nombre de la ciudad. Ciudad que bajo la corona portuguesa y también con la independencia fue la capital de la vasta colonia y luego estado. El invento de Brasilia, lo sabéis mejor que yo, es reciente. Esa fue de mis primeras preguntas en Río: ¿por qué se llama Río? Jamás me tomo la molestia de leer algo sobre la ciudad que voy a visitar. Como mucho me ilustro “sobre la marcha”, o más bien, como fue el caso, me ilustran. Suerte de estar rodeado de historiadores, paulistas y cariocas.
- No hay ningún río en Río. Eso lo debieron creer los conquistadores, pero como ves esto es una hermosa bahía. Y te diré su nombre completo: San Sebastián de Río de Janeiro. Mañana es 20 de enero (¡janeiro!, dices -exclamé interrumpiéndole-), es el día de su fundación y el día del santo que le da nombre, ¿lo entiendes?
-Nem que a confusâo do nome inteiro. (Sí, a pesar de que su nombre entero todavía lo lía más. Me traduzco un tanto libremente como veis).
Deconstruido el nombre debo entrar en materia o tal vez dar por finalizado el artículo que visto que ya pasa de las 1000 palabras sería lo más prudente. Pero, os quiero tanto, que no os puedo dejar cual coitus interruptus.
Una posibilidad, digo yo que sin mayores pretensiones, sería dar cuenta de esas pequeñas cosas que observas o te van sucediendo tan pronto como aterrizas. De esta manera el primer detalle tuvo que ver con los taxis. Siguiendo el consejo de mis anfitriones en el mismo aeropuerto hice el prepago del servicio, comprendida la vuelta con descuento: se trata de evitar sorpresas sobre la marcha con el ocasional taxista del tipo, le llevo hasta Ipanema que hay unas garotas como las de la famosa canción, y para mí la comisión, bueno no quiere es igual le cobro todo el viaje, o déme eso que le sobra y que a mi me falta,….(también debería no olvidar su forma de conducir: se saltan los semáforos, se pasan de revoluciones, los autobuses no se quedan atrás: invaden otros carriles, aún conservan la figura del cobrador sesteando detrás del conductor y pasándose por el forro tus preguntas. No es de extrañar que compitan con Portugal en tasas de accidentes.) Ahora, momento para la publicidad:
“Rádio Táxi Transcoopass, ÉTICA NOS NEGÓCIOS. Autoridades, Empresarios o Público em geral. Todos devemos nos empenhar, num esforço conjunto, no combate a toda espécie de PIRATARIA. O prejuízo é de todos”.
Además, he de añadir, que a mí ya ese nombre de Transcopas –lo transcribo en versión sincopada, más española- no sólo me daba confianza sino que me reconfortaba.
Ahora bien, ¿he de contar lo que en esas horas de llegada estaba sucediendo en la ciudad o esperar al día siguiente por la mañana en que me enteraba leyendo O Globo mientras esperaba a que me recogieran? Como en esa primera noche sabréis excusarme que no cuente nada más, pues nada de especial pasó que no pudiera haber ocurrido en cualquier otra parte, daré cuenta de la violencia del día anterior. Ya tenía noticias de que se estaban dando enfrentamientos abiertos entre el ejército y las mafias de las favelas, pero esa pasada noche en el morro da Mangueira el pánico para los desafortunados transeúntes fue mucho mayor porque el fuego cruzado era más propio de una batalla convencional. Escribo ya de memoria, dado que no tuve la precaución –“en marcha”- de guardar los periódicos, que por otra parte no era míos. Os contaré lo que recuerdo por si sirve. La Policía Militar había aprehendido por esas fechas unos 2.500 kgs. de maconha -marihuana- valorada en un millón de réais (500.000 $ US). Coincidió con la salida de prisión de uno de los capos de Mangueira no dispuesto a quedarse con los brazos cruzados. La PM tuvo la certeza de que se estaban aprovisionando de toda clase de armamento militar, incluidos carros de combate, para dar a conocer su respuesta. La interceptación de parte de ese material adelantó los acontecimientos. Creo recordar que en el 2006 murieron en Río unas 5.000 personas a causa de esta guerra no oficial.
Con estas frescas noticias salí a pasear en mi primer día en Río. Mi acompañante me llevó a Copacabana, paseamos con el cielo nublado, bebimos agua de coco en una mitad vacía. Nada de playa, a pesar del bochorno, algunas gotas de lluvia y sudor caían. Al invierno más cálido que se recuerda en el hemisferio norte corresponde el verano más húmedo por estos dulces trópicos con frecuentes inundaciones en el interior. Los ecologistas o entendidos, científicos tal vez, alertan sobre los cambios o “enfermedades” que de seguir pueden darse en la vegetación o yo que sé. A lo que se ve tan malo como el calentamiento global es el humedecimiento estival por estas parte del globo.¿Más que debo hacer para salir de este engorro climático que me afecta tanto como no sé bien explicar? Una solución fácil la aportan los mass media. ¿Por qué en qué se traduce todo esto en una ciudad como Río que vive de los fastos del Año Nuevo, y de ese ínterin veraniego hasta carnavales? En pérdidas de beneficios proporcional a la pérdida de días de playa. Con todo, los fines de semana grandes trasatlánticos ocupan varios kilómetros de litoral, más allá del residencial y muy chic –para algo su origen es francés- quartier de Leblon. Una legión de turistas europeos y norteamericanos asalta los lugares más emblemáticos. Adelantándome al domingo en mi caótico relato diré que pude comprobarlo subido al teleférico y mirador del Pâo de Açucar. Esta tropa que arroja por día los mayores gastos en la ciudad puede hacerlo gustosamente al lado de patrullas uniformadas que les protege de algunos excesos de amabilidad y receptividad de la población indígena.
Al desayuno de la siguiente jornada le esperaban las truculentas noticias del nuevo día. Por fortuna, separaba una cosa de la otra. Porque aún no he dicho nada de los maravillosos brazilian breakfasts. ¿Y querida relatores de otros blogs, verdad que procede cuando menos un breve comentario? Yo que en otros sitios me abstengo forzosamente de practicarlo, aquí me desquité con ganas. Zumo o sucos de todos los colores y variedades, con frutas (que no llamaré exóticas para no ser tildado de etnocentrista y otras sutilezas) algunas que no había jamás probado. ¿Cuánto valdría este mismo desayuno en Paris o Tokio?[2]
Me toca pasar al plato fuerte de la portada del matutino O Globo: la ex – miss Brasil –recuerdo su apellido Schuster, por su marido, un empresario amigo de Pelé- fue asaltada cuando se dirigía a un garito de la Fashion Rio (sí, muchas cosas en Río: también semana de la moda). Le cortaron el tirante del bolso y los tendones de la mano con que lo sujetaba. Es posible que haya perdido sensibilidad.
Lo cual no me desanimó para salir a la calle con mi voluminoso petate, adentrarme por el barrio más antiguo, Glória, Santa Tereza, Lapa y disparar con mi cámara a lo que se me antojara y seguir sacando la cartera cuando iba a pagar desoyendo todos los buenos consejos que mis ángeles custodios conconocimiento de causa me daban.
Y como para tu bien y el mío, querido lector, no debo extenderme mucho más, me acercaré al fin de semana sin moverme de la zona. Preparando el carnaval los blocos de samba se multiplicaban por locales de todos los gustos. Qué decir tiene que la elección no partió de mí, por lo que excepcionalmente os ofrezco un consejo (aparte de los publicitarios). No vayáis nunca a Río ni a ninguna parte con eruditos y eruditas de la Universidad de Sâo Paulo, la más antigua del país, 1930. Si podéis acudir con Romario o Ronaldo o cualquier otro futbolista de éxito que os llevará al sambódromo y a las principales quadras das escolas da samba, podréis admirar el llamativo talento de Grazielli Massafera en el monte Líbano, o los de Juliana Paes en el Viradouro, o los de Adriane Galisteo en la Tijuca, o los de Sabrina Sato en el Salgueiro, por citar sólo unos pocos.
Las aceras del barrio de Lapa que está viendo la recuperación de viejos edificios, pintados de azul, violeta y otros tantos colores, se llenan también de mujeres sin apenas nada encima. La noche y su desnudez resaltan el libre mercado de la carne. En este punto cuál debe ser la postura de este curioso observador: abogar por la prohibición de su decadente espectáculo, punir su voyeurismo, quién sabe si antesala de una culpable participación en el tinglado. Tinglado tan viejo como dice el tópico, como tan lejos de solucionarse, si es que admite tal posibilidad visto lo dispar de actitudes públicas y privadas, de los gobiernos y especialmente de quienes predican lo contrario de lo que hacen: como es de flagrante actualidad, los periódicos tan serios son los primeros en hacer caja. Por otra parte, habría que preguntar a todas ellas, ¿no os parece?
La mañana siguiente por fin sale de playa: puedo nadar, aunque lo hago en las aguas sucias de Flamengo, (al día siguiente iré a Ipanema, pero las gigantes olas no están para bromas). Al poco, la arena es ocupada por las escolinhas de futebol del club más popular. El rojo y el negro sólo se ven alterados por petos verdes para dividir los equipos ya dispuestos para jugar. Apunto aquí también que visité el estadio de Maracanâ, el mismo que en su año inaugural de 1950 dio cabida a la torcida: 200.000 gargantas enmudecidas (¿está bien empleada, por una vez, la manida sinécdoque, verdad?) por la derrota en la final frente a Uruguay.
Pero me había quedado con torpe delectación contemplando los cuerpos femeninos que pasan por la playa mientras mi concienciada anfitriona insiste en el problema creciente de la prostitución[3]: ¿qué futuro tienen esos cuerpos en Río? No respondo, pues me hallaba en la fase previa de observación del problema. Antes de la ética, demos un repaso a la estética. Me sorprende, por ejemplo, la exuberancia sin complejos de que hace bandeira la mulher brasileira. Su pasear y contoneos tan naturales, ¿y si naturales, podría decir excesivos? Dónde están esas jóvenes anoréxicas enfermas de sus cuerpos, única arma de que disponen para competir.
¡Ay! ¿A estas alturas de mi indiscreción cabe ya una retirada? ¿Habré mezclado mal las ligeras notas de un diario personal con las oportunas reflexiones que debieran producirme? Más teniendo en cuenta que mi irresponsabilidad me lleva a publicarlas.
Con todo lo que llevas (2.500 me señala una simpática ventanita) y no has dicho nada de esa “crítica social, política, arquitectónica o lo que se te ocurra” me recuerda Isaac. ¿De qué te sirven mis admoniciones? Por cierto, Isaac, ¿admonición es consejo o amonestación?
Sumariamente, empiezo por la arquitectura: me desconsoló ver fotos antiguas de la ciudad (Lo hice en una librería de uno de los muchos y modernos centros comerciales) y comprobar in situ su desaparición, El caso más flagrante la praza do 15 de novembro, los puentes de la autovía la cruzan y varios rascacielos se yerguen frente a la bella igreja do Carmo. Es una estampa, por desgracia, muy repetida. A la mezcla de estilos, entre modernos y coloniales, se unen estas salvajadas. Por otra parte, excediendo la crítica arquitectónica te diré que esto mismo es algo que fotografía a la ciudad y es harto bien sabido: los barrios ricos al lado de las favelas[4], los negros desharrapados, ociosos, mendigos o tirando de carros que llevan agua, cartón, cualquier mercancía o desecho al lado de la población blanca, vestida a la moda e integrada…por lo que me advierten, se trata de un racismo latente, sin apenas manifestaciones de denuncia o reivindicativas por parte de quienes lo sufren.
Tampoco he dicho nada de su maravilloso jardín botánico que no visité, del Cristo redentor de Corcovado, obra de un francés, cuyos herederos vencida la concesión -75 años- reclaman más derechos. De la próxima e impresionante floresta da Tijuca –vestigio de una edad anterior a la ciudad- y de tantos otros lugares (la ensenada de Botafogo, la laguna artificial de Rodrigo de Freitas, el puente que une Río con Niterói) que dan fe de porque Río sigue siendo Río, magnificado por el turismo y un privilegiado enclave natural, a pesar de la acción humana.
No creo que deba excederme más, el benevolente lector seguro que no me lo pide. En todo caso, ¡al contrario!¿O he de analizar la cumbre de MERCOSUR, ya que como señalaba al principio, coincidió con mi estancia? ¿O el paquete de medidas para relanzar la economía que Lula presentó poco después? Hubiera bastado el pertinente artículo de opinión. Un artículo de viaje es por necesidad superficial. El ignorante viajero se acerca, mira, escucha si entiende, pregunta si tiene a quien, lee si se aburre o por gusto y disfruta mientras le dejan. No se tome como atenuante si añado que quien ahora escribe fue primero viajero y sólo viajero. Y a estas horas improvisado y tardío escritor.
Una última aclaración: la samba del exordio se la dedico a un taxista. De creerle, los brasileños son como el mulato bamba de la canción: más amigos del baralho y de pavonearse por las playas que del trabalho. En la carrera que me sirvió y yo le pagué hizo un alegato de la pena de muerte que no reproduzco. Ya de por sí no valen mucho algunas vidas en Río.
¡Ja¡ Porque será que me recuerda a muchos taxistas de Madrid.
-P.S.: No habrán podido llamarse a engaño quienes esperasen algo sobre el carnaval: ¡fue en febrero y el título al menos en eso es claro, “siete días de enero….”


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Notas:
[1] Aficionado últimamente a los viajes transoceánicos, aproveché en las horas de vuelo para leer su magnífica novela “El vano ayer”.
[2] Otro momento de publicidad: “BIG BI, Sucos & Sanduíches, rua do Catete, 202”. A falta de chinos o pizzerias italianas en Río en en estos humildes puestos puedes encontrar unas pizzas cariocas con mucho queso (Las paulistas son mejores según la fracción paulista de mis amistades, claro). Las hamburguesas tampoco desmerecen. Lo que no os recomiendo son los árabes, ya que en Brasil gustan del queso y de todo lo natural, pero no de las especias.
[3] Se hace eco la prensa carioca de un reportaje del londinense The Guardian: el número de soldados (norte)americanos en Río se ha cuadruplicado desde el inicio de la guerra de Irak. El ejército (norte)americano –sigo citando la misma información- creó en el 2004 un programa que permite una escapada de las tropas de las áreas de conflicto a regiones turísticas por 15 días, con el transporte pagado. The Guardian cita a una de las empresas responsables de este nuevo flujo de visitantes: Tours Gone Wild, con sede en Miami. En la foto que publican puede verse el site de la agencia reproduciendo imágenes de garotas em boates, “brazil girl hotties” en clubes nocturnos.
[4] Lo más que me acerqué fue desde un hermoso tranvía (los chavales subidos a los topes) que salía desde la parte más vieja de Glória, frente a la sede de la poderosa Petrobras, al lado de uno de esos buffet libres de a kilo. El recorrido, aún sin entrar en ellas, por su belleza no tiene pérdida.
































4 comentarios:

  1. Me permito colgarte este enlace como banda sonora de tu larga y viajada entrada. Es un gran grupo Brasileño,Sepultura de Belo Horizonte, nada de Carnaval, Samba ni Bossa, puro death metal/thrash metal y cantando en inglés. El tema se titula Territory:

    http://video.google.es/videosearch?q=sepultura&hl=es&emb=0&aq=f#

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  2. Otoski, creo que con tu mejor intención has metido el de unos niños tratando de despertar al vecindario.
    Territpry de Sepultura: http://video.google.es/videosearch?q=sepultura&hl=es&emb=0&aq=f#q=Sepultura%20de%20Belo%20Horizonte%2C&hl=es&emb=0

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  3. Joder Blas, mucho mejor los niños que Sepultura ¿no te parece?

    Otoski

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  4. Qué cachondo!Ya me daba que no se trataba de un error.
    He puesto más fotos, consciente de que la parte gráfica es mucho más atrayente que el tostón "epistolar".

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