lunes, 2 de diciembre de 2013

El librito de Schopenhauer

A Osvaldo Soriano.
Mourinho metió un dedo en el ojo del entonces segundo de Guardiola, consumando su impotencia tras una derrota más en el Camp Nou, el estadio donde ejerció como traductor mientras aprendía magistralmente el oficio de entrenador. Hacía ya un tiempo imborrable que no se comunicaba con Guardiola. En ese nefasto clásico, al salir de los vestuarios al campo se dieron fríamente la mano pero su mirada oblicua buscaba dar con el cuaderno con rulo y bolígrafo que llevaba el elegante Pep. Porque no era una libreta como la de Van Gaal, sino un librito encuadernado.
Mourinho como buen aprendiz se había molestado en indagar entre las lecturas de grandes colegas, en buscar con provecho el secreto de sus éxitos. Llegó a saber, en su breve y laureada etapa con el Inter, que Helenio Herrera, además de atesorar su gran escuela del mundo (desde su niñez su biografía es apasionante por el vértigo mundial de su accidentada identidad) leía entre concentraciones y aeropuertos a Erich Fromm, ya saben, El miedo a la libertad fue un best-seller, impropio de los libros de filosofía, y el mago supo sacarle su rendimiento.
Mourinho buscaba una lectura similar que adecuada a su tiempo le sirviera para domesticar los egos del mayor club del mundo, incluido su personal directivo que le mendigaba terminar con la hegemonía de su rival periférico a cualquier precio.
Guardiola, muy cauto y precavido, se percató de las intenciones del portugués. De hecho, Mou durante ese partido se desentendió de lo que ocurría en el terreno de juego. Solo le preocupaba robarle su libreta. A todos sus secuaces repartió órdenes, en realidad, una sola orden: que la pillasen. Desde los primeros minutos, lo que no suele ser costumbre, mandó a la banda a calentar a sus hombres, pero el míster de moda no abandonaba ni por un momento su librito. Para ese menester, más que su banquillo de lujo hubiera necesitado a los más hábiles descuideros del Metro de Madrid. Alguna Ibrahimovic hay.

Gracias a un topo de su bando, y que gracias al secreto profesional no desvelaré, he sabido a quién leía el filósofo de Santpedor. ¡A Schopenhauer! ¡Y en alemán! Ahora entiendo porque perdió el pelo, así como su vejez prematura.
En un libro reciente, Ibrahimovic, cuenta como el filósofo hasta llegaba a usar el latín para comunicarse con toda la tropa en los entrenamientos. Desde esos primeros días, -confiesa el gigante sueco- me entraron las risas y jamás me lo perdonó.
-Socius malorum, compañeros de sufrimientos, my fellow sulfferer!Joder, yo le contesté en romanó y me mandó a correr a la banda. ¡Que poco feeling! Ya me avisó, Eto'o, pero...

Pepe Guardiola, continúa el zíngaro sueco, nos tomaba por bárbaros, sobre todo a mí. Ahora sé que Schopenhauer le aconsejaba a través de su librito proscribir la verdad para domeñar nuestras almas: Lo útil es utilizar el error, el cuento o la parábola para enseñar una fe positiva.

El cabrón nos hablaba de su filosofía, joder, cada entrenador con su librillo. "Mi filosofía es simple, puede resumirse en una única frase: el mundo es el autoconocimiento de la voluntad". Me tuvieron que sujetar, y ya sabía que con esa panda de catequizados mis cartas estaban marcadas. En cualquier otro equipo, le hubiéramos mandado a freír espárragos a la Macedonia, pero...Nos decía, el fútbol no debe ser una obligación, sino un regalo. Qué jodido, interpretaba a su negro al revés. El verdadero filósofo, que paseaba hacia Sachsenhausen con su perrito de lanas, habló de la vida como una labor sin reposo, como lo es cada semana mantenerse en la elite, "una competencia sin tregua, un combate interminable".
El próximo verano que me he quedado sin Mundial terminaré con él, aunque tal vez no haga falta si del Bayern le acaban echando a patadas. Está loco. Claro que hay topos. Pero no, mejor lo aprovecharé con Schopenhauer en las Seychelles, je, je, yo le mangué el librito con sus comentarios a mano. En realidad, por eso me echó.

1 comentario:

  1. El anterior cuento fue publicado en El Mundo/Diario de Soria y en la web Iusport.com. Este comentario, a las puertas del Día de los Inocentes, es para confirmar que todas estas estrellas futboleras son gente muy maja. ¡Criaturas!

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