viernes, 30 de noviembre de 2012

El miedo del árbitro a pitar contra el grande

...Solo así se puede explicar honestamente la actitud del árbitro y sus auxiliares el martes en el Camp Nou. No menciono sus nombres porque los desconozco, lo cual elimina cualquier sospecha personal y me confirma ese miedo (o a veces interesada comodidad) del que hay tantísimas crónicas unánimes. Como las que vemos ayer desde  El País a cualquiera de los diarios deportivos sobre el partido de Copa entre el Barcelona y el Alavés.
Traía a su campo el Barsa una renta en principio insalvable de tres goles a cero, estaba Puyol, Song y Adriano en la defensa y más gente del primer equipo en las demás líneas.
A los dos minutos Song arrastraba con la mano en su área un balón de forma que al árbitro no le pareció penalti. Aun con ello no tardó en marcar el Alavés ante un desaparecido campeón que a la media hora vio escamoteado otro posible penalti debido a una pifia poco estética, o de carnaval, del portero de El Puerto de Santa María.

En la segunda parte se pasó de un empate a  dos  a un inmediato y definitivo 3 a 1, por obra y gracia de los líneas que apreciaron fuera de juego en un gol que de tocar en la otra puerta hubiera sido de lo más natural, por supuesto, fuera de toda duda. Lo mismo que la mano de Song de tratarse de la de un defensa babazorro en su área podría haber modificado la apreciación, ¡quién sabe si hasta la vista!, de aquellos señores que antes modesta y justificadamente iban de negro. Otro tanto sobre la torpe tarascada de Pinto...Ocurre como en la vida misma, que iguales acciones son punibles o no, no objetivamente, sino en función de sus actores, ricos o pobres, poderosos o débiles.
Por otra parte, fallos tan evidentes jamás serán recordados: forma parte de la lógica natural que el grande acabe goleando al chico por cualquiera de los modos posibles. Como en la vida misma. ¿O hay alguien que todavía piensa que el fútbol es un juego aislado de este mundo?
Un apunte más.- No ayuda nada, pues, esta parcialidad arbitral a favor del grande que a nadie parece indignar a equilibrar estos duelos ya de por sí tan desiguales. Gracias al día del "soci solidari" las gradas presentaban un buen aspecto, pero me temo que el seguimiento televisivo dejó mucho que desear. El sorpresivo arranque alavesista (que me recordó bastante a los del Mirandés -¡de ese Mirandés increíblemente por todo lo dicho semifinalista copero!-) fue neutralizado más por esos señores antaño de negro que por el vigente campeón del torneo.  Matando toda emoción están matando el espectáculo y con ello la principal fuente ahora mismo de ingresos: la televisión. Alguna cabeza pensante y dirigente al mismo tiempo debería existir en este negocio.

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